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"Encontré restos de un avión nazi en Asturias": Virgilio García, el youtuber que descubre tesoros con un detector de metales

En un momento de auge para la detección en España, este asturiano suma cuatro millones de suscriptores en su canal 'Detección Metálica'

"Encontré restos de un avión nazi en Asturias": Virgilio García, el youtuber que descubre tesoros con un detector de metales

"Encontré restos de un avión nazi en Asturias": Virgilio García, el youtuber que descubre tesoros con un detector de metales

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Asturias es su patria querida. Así cada río, cada prado y cada rincón de montaña. Virgilio García es la personificación de un pasatiempo cada vez más arraigado en España; los detectores de metales. Hace ocho años que publicó el primer vídeo en ‘Detección Metálica’, su canal de Youtube, donde aglutina a cuatro millones de suscriptores. Apenas encontró la esfera de un reloj de bolsillo y varias balas. Pero, más allá de los hallazgos, el principal motor de su proyecto era, y es, resarcirse de un arrepentimiento de infancia.

“Nunca tuve el valor de ir a preguntarle”, recuerda no sin cierto lamento. Virgilio solía veranear junto a sus padres en Benidorm y la costa valenciana. En aquellos madrugones para ir a la playa “veía al típico señor extranjero dando paseos buscando y agachándose de vez en cuando”. Inspeccionaba la orilla con su detector de metales mientras aquel niño “tímido” observaba sin encontrar alguna palabra que dirigirle.

Con esa espinilla “grabada en la mente”, la inquietud por el hobby se materializó. “Cuando fui más mayor mi primo me introdujo en los detectores de metales”, explica. Y desde entonces no ha salido. Este asturiano comparte sus largas jornadas buscando tesoros. Y no solo en Asturias, también alrededor del mundo; desde Argentina o Chile hasta Bolivia y Reino Unido.

“Lo que más te encuentras en cualquier lugar es basura”, comenta para sorpresa de algunos. Pero entre desechos, que lógicamente retira, “lo más normal es encontrarse alguna moneda”. También “algún anillo u objeto personal” que lleva a objetos perdidos y que permanecerán durante dos años en objetos perdidos: “Si no aparece el dueño te pertenecería”, explica entre risas.

Objetos de la Guerra Civil

Pero las decenas de millones de visualizaciones están justificadas por descubrimientos peculiares realizados, incluso, con un imán. “En un canal de un barrio conflictivo de Ámsterdam saqué cajas fuertes, motos, bolsas con drogas o hasta una pistola”, comenta. Objetos que suman a una larga lista de hallazgo donde hay desde explosivos de la Guerra Civil hasta restos de un avión nazi.

“Con un detector estuve investigando un accidente de un bombardero alemán en Asturias”, explica. Tras hablar con una vecina y subir “unas cinco o seis veces”, por fin descubrió el lugar del siniestro. “Encontré una plaquita de identificación de un aparato que pertenecía al panel de instrumentos del avión, lo pude identificar por el número de serie y unas letras en alemán”, recuerda con orgullo, ya que el resto, similar a los hallados en Normandía, ahora se expone en un museo de Oviedo.

Pero entre sus otros hallazgos destaca un tractor de artillería de la Guerra Civil. Uno de los 71 vehículos que Benito Mussolini envió desde Italia para ayudar al bando sublevado. Otro objeto que, expuesto en el museo de la Guerra Civil de El Cuetu, demuestra la importancia de los cazatesoros en la recuperación del patrimonio histórico.

Bateando oro

Según el propio Virgilio, en España se nota una tendencia ascendente del pasatiempo. tanto es así que “hay entre cuatro y cinco empresas especializadas”. Y es que la detección puede ser una actividad para todos los bolsillos. “Hay detectores de todos los precios, desde 150 euros hasta 7.000, que se usan para buscar oro”. Más que un gasto, según su experiencia, es toda una inversión. “En Bolivia había gente viviendo en una chabola y se lo pagaron en tres días buscando oro.

Precisamente la búsqueda de oro es otro de los pasatiempos que Virgilio comparte en ‘Detección Metálica’. En algunos de sus vídeos recoge jornadas bateando oro en ríos o fundiendo pepitas a partir de productos cotidianos, como tarjetas telefónicas o cosméticos. Esta labor le ha llevado hasta el propio “fin del mundo”.

En Ushuaia, al sur de Argentina, recreó la fiebre del oro de finales del siglo XIX y principios del XX. Allí siguió los pasos de Julio Popper, el primer explorador que se asentó en La Tierra del Fuego’. Durante varios días, Virgilio estuvo paleando arena de una playa para obtener pequeñas pepitas de oro.

 
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