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Urbanismo

"Como nos recuerdan los dos ratoncitos de Esopo, no es ni la ciudad ni el campo lo que cuenta, sino la calidad de la vida"

En el principio fue la palabra | Urbanismo

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Florencia

Érase una vez un ratoncito de ciudad que, estresado por la vida caótica, decidió hacer un viaje al campo. Mientras dormía feliz cerca de un árbol, le despertó otro ratoncito que vivía en una modesta casa en el campo.

«¡Qué suerte tienes, vives una vida apasionante y puedes comer cuando quieras! » - dijo el ratoncito de campo, a lo que el otro respondió: « ¡qué suerte tienes tú que puedes vivir en paz! ». Los dos ratones decidieron entonces intercambiar sus respectivas casas. Al cabo de un mes el ratoncito de ciudad ya estaba exhausto por el aburrimiento y la falta de comida en el campo, mientras que el otro estaba harto de la angustia y el estrés de la ciudad. Así que cada uno volvió a su propio hogar, decidido a apreciar la existencia que tenía sin quejarse más.

Es Esopo, el autor griego de las fábulas que todos hemos leído de niños, el que nos cuenta esta historia, prueba de que el problema del estrés y el caos en la vida urbana, aunque más apasionante y dinámica que la del campo, es un problema muy antiguo. Virgilio, el poeta de la Eneida, también se quejó varias veces de lo difícil y desordenada que era la vida en Roma, mientras que Horacio prefirió dejar todo y pasar a trabajar como campesino.

La etimología de la palabra 'urbanismo' es enteramente latina: desciende del sustantivo urbs, genitivo urbis, que significa 'ciudad'.

Los griegos habían sido capaces de imaginar un sistema político a escala humana con sus poleis, pequeñas ciudades-estado rodeadas por el campo y por el mar. Es Roma, la urbs por definición (de hecho en italiano todavía se la conoce como la urbe), la primera en tener el problema del urbanismo. Con esta palabra nos referimos a la inmigración del campo y de los pequeños pueblos a las grandes ciudades de masas de personas que, si se hace demasiado rápida y descontrolada, es la causa de graves desequilibrios demográficos, económicos y sociales.

De la misma raíz provienen las palabras 'urbanización', 'urbanista' y 'urbano', adjetivo que no solo indica lo que es relacionado con la ciudad, sino también lo que es culto, elegante, refinado, sinónimo de ‘civil’, de la palabra latina civis, ‘ciudadano.

Es una visión antigua, según la cual la aglomeración de la ciudad requiere y desarrolla reglas de convivencia, modos y refinamientos que en espacios menos masificados parecen mucho menos urgentes, como el término opuesto, 'villano', que no sólo significa lo tosco y vulgar, sino lo que está etimológicamente ligado a la villa, que en latín significa 'campo'.

Los fenómenos migratorios en curso imponen retos urgentes a nuestras ciudades europeas para que todos los servicios necesarios sean accesibles y que la vida urbana sea digna y llena de sentido. Porque, como nos recuerdan los dos ratoncitos de Esopo, no es ni la ciudad ni el campo lo que cuenta, sino la calidad de la vida.

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