Los ministros de Exteriores, reunidos en Praga desde este martes, han acordado poner fin al acuerdo que la Unión Europea tenía con Rusia para facilitar los visados de entrada a sus ciudadanos. No es la opción más dura que se barajaba en este cónclave, pero sí la que ha reunido mayor consenso. Los países bálticos y los del este de Europa, salvo Hungría, reclamaban la prohibición total de los visados turísticos, es decir, impedir la llegada de ciudadanos rusos a Europa por motivos de ocio, pero los 27 han acordado una opción intermedia ante el rechazo que provocaba una medida tan extrema, sobre todo por parte de Francia y Alemania. En su lugar, los ministros de Exteriores han acordado endurecer el acceso a los visados, encarcer el procedimiento y exigirles más papeleo, al poner fin a un acuerdo de 2007 entre Rusia y la Unión que daba prioridad a los ciudadanos e ese país sobre otras nacionalidades.Desde la invasión de Ucrania en febrero, Europa ya había suspendido partes de ese acuerdo, dificultando la entrada a personas cercanas al Kremlim y los titulares de pasaportes diplomáticos.