Inflación
"Inflación es también engreimiento y vanidad. Seguramente ambos estén tentados de echarse en brazos de esta acepción. El uno, presumiendo de sus logros exteriores y de las medidas ya tomadas; el otro, crecido porque los de los sondeos soplan con viento favorable", la palabra del día de Isaías Lafuente
Madrid
La palabra de hoy es inflación. Nos hartaremos este curso de manejarla y quizás mañana la usemos para referirnos al debate en el Senado entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo en el que, seguramente, hablarán del alza de los precios. Pero es que ese sentido de la palabra es solo uno, y el último, que recoge el diccionario. Inflación es también la acción y el efecto de inflar, como follar, como todo el mundo sabe, es soplar con el fuelle. Y quizás tengamos que hacer autocrítica por haber inflado en exceso las espectativas del cara a cara. Y con inflación nos referimos también a la abundancia excesiva, de lo que sea, y es posible que la sobredosis de palabras no se corresponda con la de ideas y soluciones, que es lo que esperamos los ciudadanos.
Y existe una última acepción sobre la que prevenimos a los protagonistas y a sus asesores, porque inflación es también engreimiento y vanidad. Y seguramente ambos estén tentados de echarse en brazos de esta acepción. El uno, presumiendo de sus logros exteriores y de las medidas ya tomadas; el otro, crecido porque los de los sondeos soplan con viento favorable. Y no debería olvidar Feijóo que su predecesor caminaba firme hacia La Moncloa sobre la alfombra de los sondeos a mediados de febrero y duró poco más de un mes en su cargo. Y Sánchez debería recordar que el protagonismo internacional no siempre se rentabiliza en casa. Que se lo digan a Churchill, que perdió estrepitosamente unas elecciones tras ganar la Gran Guerra. Por cierto, que esto de meter a Casado y a Churchill como ejemplos en un mismo párrafo también sea inflación.