Nada más importante que el rumor que ha despertado la vuelta al cole

Aquí estamos, con noticias, inquietudes, opiniones y temperaturas. El comienzo del nuevo curso exige buen ánimo y energía, así que voy a atreverme a defender algo ya sabido, una realidad de sentido común. Pese a todos los acontecimientos políticos, económicos y bélicos que nos esperan en la puerta, nada es más importante para la democracia que el rumor cotidiano que ha despertado en las casas la vuelta al cole.

Ya sé que hay hechos cargados de significación. En el nuevo Chile que lucha por el progreso ha vencido la tristeza del no en la cita que pretendía superar una constitución heredada de Pinochet. En el Reino Unido los conservadores buscan una salida para su partido político después de la catástrofe desatada por el Brexit y Boris Johson. En Argentina sigue la convulsión que desató el atentado contra Cristina Kirchner en un país ya en crisis. Berlín prepara su primer invierno sin gas ruso. Y España levanta el telón con un debate en el senado y otro en la prensa entre el Presidente y el líder de la oposición. Veremos a ver cómo lo cuentan los medios.

Pero nada es tan importante para el curso democrático como el niño y la niña que se han levantado para volver al colegio, o el padre y la madre que preparan el desayuno y la cartera, o los nervios de los profesores y las profesoras que acuden a su aula, o las autoridades que regulan los programas escolares. El contrato social no funciona sin un buen contrato pedagógico. El camino que lleva de cada domicilio particular al colegio es la mejor metáfora de los acuerdos que llevan de los intereses privados al bien común. Conviene no olvidar lo que nos enseñó hace tres siglos la Ilustración.