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Sánchez se remanga contra Feijóo e inaugura en el Senado la larga precampaña

La Moncloa da por cumplido el objetivo de lanzar un mensaje de tranquilidad y desmontar a Feijoo mientras que el PP agradece que le haya hecho “protagonista” por los “nervios” de las encuestas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en el pleno del Senado / Juanjo Martín (EFE)

No se habría entendido el planteamiento del choque Sánchez-Feijóo en el Senado si en julio pasado el presidente del Gobierno no hubiera marcado su hoja de ruta en el Congreso en el Debate del Estado de la Nación, con el líder de la oposición fuera de juego. Lo de este martes ha sido otra cosa. Una suerte de epílogo de aquella sesión en la que el líder popular asistió mudo y circunspecto a la escenografía de Sánchez, que campó a sus anchas anunciando impuestos para las eléctricas y la banca y reconciliando su discurso con el de sus socios de la izquierda.

Al Senado ha ido Pedro Sánchez este martes después de que el PP lo pidiera un poco de farol y convencido de que, después de cinco meses de nuevo liderazgo en Génova, tenía que remangarse contra el "personaje" que creen en la Moncloa que se ha creado. En definitiva, combatir el efecto Feijóo que, en la última encuesta de 40Db para la Cadena SER y El País, se traduce en una ventaja de un punto y medio del PP sobre el PSOE en intención de voto. Y celebrado el primer cara a cara en gran formato parlamentario, las dos partes dicen salir satisfechos. Gobierno y PP dan por cumplidos sus objetivos.

El Gobierno, porque cree que el presidente ha tenido una primera intervención en la que ha podido hacer pedagogía sobre la gestión del Ejecutivo, lanzar un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía y "desmontar" al líder de la oposición. El PP, porque cree que Sánchez ha convertido en protagonista a Núñez Feijóo, le ha tratado como alternativa real, demostrando que está "nervioso por las encuestas y en campaña".

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Con la tribuna de invitados a reventar y el hemiciclo del Senado inusualmente repleto, Sánchez ha ido a la ofensiva. Se dirigió a los españoles en su primera intervención, pero ha planteado la segunda casi como un cara a cara de campaña electoral, con recuento de agravios, deslices y contradicciones de Núñez Feijóo. "Tenía que hacerlo", defienden sus colaboradores, satisfechos con la acogida de su arremetida entre los suyos.

Si hay una tendencia que vienen reflejando las encuestas de 40bD es que el electorado socialista está mucho más desmovilizado que el de la derecha. A ellos iba dirigida esa réplica a Feijóo, cuestionado la talla política del ex presidente gallego y su conocimiento de los problemas de España. "Tiene una incapacidad patológica para confiar en España y en los españoles", sostienen fuentes socialistas. "Su única esperanza para resolver la obsesión por volver a gobernar es cabalgar a lomos del miedo y la tierra quemada".

En Génova lo miran desde otra perspectiva. Sostienen que con este discurso Sánchez no atrae a los votantes de centro, el electorado que se disputan los dos principales partidos. Con un presidente al ataque, creen fuentes populares que se quitan con más facilidad el sambenito de que son un PP que obstruye y no pacta. "Solo quiere al PP para el CGPJ, donde nos necesita. Para lo demás nada", sostienen en el entorno de Feijóo. Esperaban propuestas, dicen, y se encontraron con un candidato del PSOE y no con un presidente del Gobierno.

Más allá de la valoración de cada uno y del consabido "y tú más" a cuenta de los insultos, éste ha sido un primer debate en el que Sánchez y Feijóo han empezado a medirse cuerpo a cuerpo, inaugurando una larguísima precampaña electoral. La frecuencia de los debates en el Senado dependerá de la digestión que hagan de este primer ensayo, todo un revival de cuando la política era cosa de dos.

Podemos no cuenta con ningún senador, pero Pablo Echenique sí que tiene Twitter: “Más allá de lo que diga el uno y el otro, todo el mundo tiene claro que un debate con el formato bipartidista "presidente vs. líder de la oposición" en una cámara en la que no existe la cuarta fuerza política —que forma parte del gobierno— es un fraude democrático, ¿correcto?”. La semana que viene se reanuda la actividad en el Congreso.