La penúltima recarga de positivismo
Estoy tan afirmativa, mientras caen alarmas de punta, que hasta veo la parte buena de que la central de Zaporiyia sufra las consecuencias de un error humano, o de un acierto divino

Me he puesto la penúltima recarga de positivismo y, por ello, doy saltos de contento
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Me he puesto la penúltima recarga de positivismo que me quedaba en el trastero y, por ello, doy saltos de contenta. Estoy tan afirmativa, mientras caen alarmas de punta, que hasta veo la parte buena de que la central de Zaporiyia sufra las consecuencias de un error humano, o de un acierto divino. En tal caso, que espero no ocurra, imaginad la de gente que dejaría de necesitar energía eléctrica, y de todo.
Tampoco se me escapa la buena parte del cambio climático. Que la hay, además de permitir que los jóvenes londinenses (he dicho los, y viva ellos) se paseen en faldas, con las piernas al aire y Liz Truss (cómo me mola este nombre de huracán que tiene) colgada del cuello, como un escapulario. En este orden de beneficios, quiero que penséis también en la intrépida mujer que se lanzó a nadar de noche en Barcelona, mientras su perrito la esperaba en la orilla, con el monedero y las llaves. Fue mantenida por el Mediterráneo en grado medio de cocción durante seis horas. Hasta que un buque la recuperó, intacta.
Finalmente, hay un prodigio superior. La COVID, no sólo nos hizo mejores en canibalismo social y empujología. A más a más, en su primer año consiguió que 295 españoles se sumaran a la lista de contribuyentes que declaran bienes superiores a seis millones de euritos.
Y, ahora, decidme si no es para saltar.

Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16 de marzo de 1943), más conocida como Maruja Torres, es...




