Javier Marías, el rey de Redonda que renovó la literatura española y mereció el Nobel
El escritor ha fallecido a los 70 años tras haber tenido complicaciones con una neumonía, que le mantuvo en coma más de un mes
Escritor imprescindible de las letras españolas, Javier Marías, que ha fallecido en Madrid a los 70 años, es ya historia de la literatura. Su figura fue inusual, ya desde sus inicios. El exilio de su padre, el filósofo Julián Marías, en plena dictadura, tras negarse a firmar los principios del movimiento, hizo que viviera su infancia en Estados Unidos. Aprendió inglés y a amar la cultura anglosajona, algo que ha impregnado toda su obra. Shakespeare, Faulker... son como sombras en sus novelas. Pero antes de todo eso, de su éxito literario, de su fama, Marías usó el inglés para ganar su primer sueldo: traduciendo guiones sobre Drácula para su tío, el director de cine Jesús Franco. Fue en esa época cuando escribió un guion de un cortometraje, Gospel, que dirigió su primo, Ricardo Franco, una historia que aparecerá incluido en su primera novela, Los dominios del lobo.
El libro se publica en 1971, cuando Marías apenas tiene 20 años. Es una época curiosa en España. Franco está vivo, pero le queda poco. El franquismo, sin embargo, está fuerte, a pesar de los envites. La literatura patria sigue aferrada al realismo como única manera de afianzar el compromiso político. Su novela tiene nuevos aries, una nueva voz, la de otra generación, influida por el extranjero, por el inglés, pero también por la tradición literaria del Siglo de Oro. Fue uno de los llamados "novísimos", una nueva generación de escritores con una nueva conciencia literaria, Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez, Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero. También se encontraba en esa línea su gran amigo Juan Benet, que fue una figura imprescindible en la obra de Marías. "La novela social era el fiel reflejo de la indigencia intelectual que vivía la España de Franco", llegó a decir el escritor madrileño.
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Las primeras obras fueron relatos de aventuras que subvertían los géneros literarios y que tenían influencias foráneas y hasta cinéfilas. De alguna manera, esa generación, con Marías a la cabeza, recuperó la modernidad de las democracias occidentales para España, un país que había pasado décadas cerrado sobre sí mismo y sobre sus traumas y heridas.
El cine estará también presente en su obra. Como con el personaje de un guionista que vive un hecho terrible. O en su libro de artículos sobre cine, o en cómo ese espíritu del Hollywood de los 50 y 60 impregna algunas de sus novelas. O en una de sus más sonadas polémicas, la que tuvo con Elías Querejeta, el productor español, tras la adaptación de su novela Todas las almas. Acabó en los tribunales, ganando Marías y recibiendo seis millones de pesetas. "Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo… He rechazado toda remuneración que proceda del erario público. He dicho no en pocas ocasiones que en caso de que se me concediera no podría aceptar premio alguno", dijo.
Uno de los escritores más importantes de las últimas décadas
Con Todas las almas (1989), el escritor español da un giro interesante hacia una ficción cargada de tintes autobiográficos. Luego, los lanzamientos de Corazón tan blanco (1992) y Mañana en la batalla piensa en mí (1994) representan los mayores éxitos editoriales, hasta la fecha. Asimismo, los años noventa son un período de numerosos galardones para Marías, no solo por sus novelas, también por sus traducciones, artículos y ensayos.
Entre una novela y la siguiente, Javier Marías se toma unos cinco años. Escribe a máquina. A él no le corre prisa. Trabaja cada página como si fuera la última. La lee, la corrige a mano y luego vuelve a teclearla, cuatro o cinco veces más. Algunos le reprochan que decline el uso del ordenador
Mañana en la batalla piensa en mí, en el que Marías revisita al Ricardo III del dramaturgo, pero sobre todo en su Corazón tan blanco, la novela que lo consagró en Europa hace más de 25 años. La frase que pronuncia Lady Macbeth en el segundo acto de la tragedia de Shakespeare.
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...