Quizás sea el momento
La historia demuestra que las negociaciones solo son posibles cuando el agresor está debilitado y empieza a comprender que no logrará sus objetivos si no es a un coste desproporcionado

Vladímir Putin, presidente de la Federación Rusa. / Contributor#8523328

Madrid
La ofensiva de las tropas ucranianas, su avance y recuperación de territorios antes ocupados por el ejército ruso puede ser la mejor ocasión para obligar a Putin a aceptar una mesa de negociación que ponga fin a la guerra. La historia demuestra que las negociaciones solo son posibles cuando el agresor está debilitado y empieza a comprender que no logrará sus objetivos si no es a un coste desproporcionado. Quizás este sea el momento, cuando algunos de quienes han apoyado hasta ahora a Putin han comenzado a comprender que Rusia necesitaría una movilización general, es decir, la llamada a filas de toda la población, para hacer frente a la ofensiva ucraniana, con todo lo que ello supone de extraordinario desgaste para el régimen de Putin.
La idea de que un país con armamento nuclear nunca puede perder una guerra es mentira. Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam y la propia Unión Soviética tuvo que retirarse con grandes pérdidas de la guerra de Afganistán. Son casos distintos, muy distintos, es cierto porque Ucrania es un país mucho más próximo culturalmente a Rusia, pero quizás por eso mismo es más descartable aun el uso de armamento atómico. Esta es una guerra convencional que puede acabar como acabaron muchas otras: con la marcha atrás del agresor y la negociación paralela para recomponer el daño producido en la economía de los dos países implicados. Quizás pasen aun muchos meses, pero el avance ucraniano es en este momento, podría ser, ¿por qué no? El mejor empujón para abrir conversaciones serias.

Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...




