Rey
"Muchos pensarán que, entronizando a Alcaraz, estamos destronando precipitadamente a Nadal. Nada más lejos de nuestra intención. Si los Borbones tienen dos reyes y el Vaticano, dos papas, nuestro tenis puede soportar, esperemos que por mucho tiempo, esta feliz bicefalia", la palabra de Isaías Lafuente
La palabra del día de Isaías Lafuente | Rey
Madrid
El mundo se acostó ayer pendiente de un nuevo rey y ha amanecido pendiente de dos. Y los dos se llaman Carlos. El nuestro, Carlos Alcaraz, al que muchos medios se refieren como el nuevo rey del tenis, sería Carlos II, puesto que ya tuvimos otro que llegó a ser número 1, Carlos Moyá. Y es, además, hijo deportivo de un Juan Carlos, que también reinó en el tenis mundial durante ocho semanas. Vamos, que sólo le falta un palacio a este hombre. Y podría comprárselo más pronto que tarde si no pierde el ritmo.
La palabra rey es curiosa en nuestro idioma. Entró para definir al soberano de un país y, como la lengua es un juego, pasó después al ajedrez y a los naipes. Más tarde, por la vía de la metáfora, nos sirvió para nombrar a animales poderosos: el rey león, por ejemplo. Y ya entrado el siglo XIX lo empezamos a usar también para referirnos a cualquier persona, animal o cosa sobresaliente entre los de su clase. Muchos pensarán que, entronizando a Alcaraz, estamos destronando precipitadamente a Nadal. Nada más lejos de nuestra intención. Si los Borbones tienen dos reyes y el Vaticano, dos papas, nuestro tenis puede soportar, esperemos que por mucho tiempo, esta feliz bicefalia.