Durísimo comunicado de Raúl de Tomás: "Me han arrinconado e infravalorado"
El madrileño carga contra Catoira y Diego Martínez, director deportivo y entrenador del Espanyol
El ya futbolista del Rayo Vallecano, Raúl de Tomás, ha publicado un comunicado oficial en redes sociales en el que ha explicado toda la polémica acontecida este verano.
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Según el delantero, lo ocurrido se debe a la decisión de Catoira y Diego Martínez, director deportivo y entrenador del Espanyol, respectivamente, de no contar con él. "Ellos tendrán sus razones, para haberme arrinconado e infravalorado", ha manifestado.
Este martes se ha hecho público su fichaje por el Rayo Vallecano, con el que no podrá jugar hasta el próximo mes de enero.
El Espanyol publicó un escueto texto para anunciar su marcha, en la que no agradeció su etapa en el club, y publicó en redes un mensaje en el que podía leerse, junto al escudo, "por encima de todo y de todos".
El atacante madrileño afirmó en su comunicado, sin especificar a quién se refiere, que determinadas personas habían usado su "silencio" para "engrandecer sus intereses personalistas de una manera ruin y cobarde". En este sentido, definió esta actuación como una "cortina de humo".
Raúl de Tomás se mostró muy molesto con la actitud de algunos responsables, de nuevo sin nombrar, de la dirección del Espanyol: "Tendrán que responder de sus actos sin parapetarse detrás de mí. Lo mismo que deberán ser ellos los que expliquen el porqué del empeño por expulsarme de un equipo que consideraba mi casa".
El comunicado
Los hechos en los que me he visto envuelto en estas últimas semanas, me obligan -muy a mi pesar- a hacer público el siguiente comunicado. Soy, por naturaleza, partidario de la discreción y procuro pasar lo más desapercibido posible puesto que solo me considero un jugador de fútbol más y creo que el único interés que de verdad promuevo es lo que haga en el campo. Aún así, tengo que manifestar.
Lo más importante de todo: quiero dejar evidentes mi agradecimiento y mi respeto hacia el RCD Espanyol en la gran mayoría de sus estamentos, desde los trabajadores del club, siguiendo por los compañeros de equipo y, sobre todo, por la afición que me ha dado siempre muestras sobradas de afecto y solidaridad que no olvidaré jamás. Siempre permanecerán deuda con cada uno de ellos. Durante las dos temporadas y media en las que he vestido, con el mayor de los orgullos, la camiseta del Espanyol, he procurado dedicar todas mis fuerzas y mi entera voluntad a entregarme en cuerpo y algo a este equipo, sin que me hayan importado la categoría o la situación en la tabla. El resultado de mi esfuerzo queda ahí presente y sería pretencioso por mi parte andar recordándolo; me basta de sobra con las consecuencias que ha tenido para el bien del club y la satisfacción de sus seguidores. En cuanto a aquéllos que se han aprovechado de mi silencio para engrandecer sus intereses personalistas de manera ruin y cobarde, usándolo también como cortina de humo para tapar una gestión directiva desafortunada tendrían que responder de sus actos sin parapetarse detrás de mí. Lo mismo que deberán ser ellos quienes expliquen el porqué del empeño por expulsarme de un equipo al que consideraba como a mi propia casa, poniendo en marcha una campaña desproporcionada de ataques personales que no deseo que sufra nadie.
Tengo en la estima que se merecen a Diego Catoira Mosquera y a Diego Martínez Penas, actuales director deportivo y entrenador respectivamente del RCD Espanyol; sus méritos profesionales y su historial les preceden y les avalan sobradamente, creo. Ellos tendrán sus razones, para haberme arrinconado e infravalorado, aunque no las vaya a cuestionar públicamente. Tengo muy claro que la disciplina, la fidelidad y la obediencia son valores básicos para cualquier deportista, así me lo inculcaron desde muy niño y no voy a traicionarlos ahora. Por eso, acato sin crítica alguna la determinación de los dos técnicos de no contar conmigo en absoluto. En la misma línea, supongo que ellos entenderán que yo haya procurado encontrar una salida digna que me permitiera proseguir mi ilusión más profunda, la de jugar y dar lo mejor de mí en este deporte. Una ilusión a la que sitúo por encima de la retribución económica, o cualquier otro tipo de ventaja: a la vista está.
Nada me hubiera gustado más que no difundir este comunicado y centrarme en jugar al fútbol.