"Estoy dejando que se desarrolle como persona y que sea feliz, que al final es de lo que se trata"
Desde este verano, Alejandro Garrido, de nueve años, consta en su acta de nacimiento como varón. Hasta ahora, figuraba como mujer. Hablamos con él, con su madre y con el juez que permitió el cambio en el registro
Madrid
Desde este verano, Alejandro Garrido, de nueve años, consta en su acta de nacimiento como varón. Hasta ahora, figuraba como mujer. Pero es que él no se sentía ni se identificaba como mujer. Él se ha visto desde los cuatro años como un niño. Como Alejandro. Y ese cambio fue posible por el auto de un juez encargado del registro civil de Ourense que avaló que el menor podía cambiar de sexo para no condenar al pequeño a vivir como lo que no es. Ese juez es Darío Carpio Estévez, que ha estado en Hora 25 con Alejandro y con su madre, María José.
El cambio de registro de Alejandro Garrido, su madre, y el juez que lo permitió
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El juez Darío Carpio
-R: "Qué gana la sociedad con que yo le niegue a este niño el que permitan que su realidad se inscriba en el registro donde está su acta registral"
-R: "Si la resolución era positiva, la sociedad ganaba un ciudadano libre"
-R: "La última jurisprudencia era una sentencia del Tribunal Supremo que casaba una resolución de la audiencia de Huesca. Ahí fue a donde me acogí, a resoluciones de altos tribunales. Si se cumplían los requisitos de madurez y estabilidad emocional a lo largo del tiempo, se podía dar una respuesta positiva"
-R: "Lo que pesó más fue la entrevista que tuve con Alejandro, el relato era coherente. Además de que era sin preparar, eso fue lo que me impactó: en la primera pregunta, me dijo que no sabía qué contestar. Y dije: esto va bien, porque es evidente que nadie lo ha preparado para esto"
-R: "Después me fue contando toda su vida, sus recuerdos, siempre en el plano masculino"
Alejandro nos ha contado qué ha hecho este verano. Sus amigos se tomaron muy bien cuando él les contó que era un chico. Relata que la conversación con el juez Carpio fue muy normal.
María José, madre de Alejandro
-R: "Lo viví con sentimientos enfrentados. Ya lo habíamos solicitado, nos lo habían denegado y nos habían dicho que no tenía la suficiente madurez. Presentamos un recurso alegando que como sabían que no era lo suficientemente maduro si nadie había hablado con él"
-R: "Cuando nos dicen que alguien va a hablar con él, el juez lo vivimos con mucha alegría"
-R: "Creíamos que Alejandro tenía mucho que decir. En esta sociedad adultocentrista, a las criaturas no se les hace caso. Y son lo suficientemente maduros para decir quiénes son, cómo son y qué lugar ocupan en el mundo. Yo no necesito que nadie me diga que Alejandro es un niño. Alejandro es un niño desde que habla. Alejandro, con dos años y medio, cuando empezó a hablar, ya hablaba en masculino, en primera persona"
-R: "Yo no necesito que nadie me diga quién es, y él tampoco. Ante la sociedad, ante las leyes y ante las normas sí que es necesario que alguien con poder valore esa situación"
-R: "Al principio no sabes, empiezas a hacerte preguntas... No es una cosa de hoy para mañana. Yo conozco a mi hijo, lo veo evolucionar y veo que hay algo que no cuadra. Veo sus reacciones... y es cuando nos empezamos a plantear que hay que tomar las riendas de esa situación. Porque en casa puede ser lo que quieras, pero fuera de casa, ante la sociedad, hay que cambiar el chip"
-R: "De pequeño, en el parque, le preguntaban si era un niño o una niña. Y decía que un niño. Lo tenía clarísimo. Pero a medida que pasa el tiempo, él también necesita ser leído como niño fuera de casa, no solo en casa. Entonces es cuando nos planteamos pedirlo. Y él también lo demanda: Un día se levantó, empezaba el cole... Y nos dice: mamá, papá, es que yo soy un niño y me tenéis que empezar a tratar como niño fuera de casa también. Ahí es cuando nos planteamos ya normalizar esa situación fuera de casa: en el colegio, en las actividades, con las amistades..."
-R: "Hablamos con el cole, se activó el protocolo y empezó el proceso: un proceso que afecta emocionalmente, anímicamente... porque te están cuestionando todo el tiempo. Como madre te están cuestionando que estás dejando a tu hijo hacer lo que le dé la gana. Pero yo considero que estoy dejando que se desarrolle como persona, que es un derecho fundamental. Y que sea feliz, que al final es de lo que se trata, de ser feliz"
-R: "Es un proceso duro porque te cuestionan, te critican... ponen en duda esa capacidad que tiene como persona para tomar esa decisión. Pero las criaturas son personas, y tienen mucho que decir. Sobre todo en lo que se refiere a lo que son. Solo una persona sabe lo que es. Por eso creímos que había que darle valor"
-R: "No me planteo que se arrepienta. Yo no conozco ningún caso. Y creo que cuando lo hacen es porque ven tanta agresividad, tanta violencia... que lo que hacen es meterse en el armario otra vez. Porque hay que sobrevivir en la sociedad. Y a veces vuelves a un lugar seguro porque en el que estás hay mucha violencia"
-R: "Poniéndonos en el caso de que el día de mañana cambie de opinión, que yo no lo creo, tampoco pasaría nada. Las personas evolucionamos, yo no soy la misma persona hoy que hace diez años. Lo importante es que hoy sea feliz"
-R: "En la comunidad escolar nos facilitaron mucho el proceso desde el principio. Hicimos una reunión con los padres y las madres de los niños, al día siguiente les contaron un cuento... Y desde el primer momento no hubo ni una persona que se confundiese y no llamase a Alejandro en masculino. Eso refleja y dice mucho de que las criaturas no tienen prejuicios. Los vamos adquiriendo cuando vamos creciendo... y nos cuesta mucho desprendernos de ellos".
Claudia Platero
Redactora en Hora 25. Graduada en Periodismo.