La transformación de Letizia: ser reina en el siglo XXI

En su 50 cumpleaños, ya es posible analizar el perfil «más profesional» de la reina Letizia. Ella no tiene un papel constitucional salvo, que le toque ser regente en caso de que muriera el rey siendo menor de edad la princesa Leonor. No hay estatuto de la Primera Dama como hay en otros países. Y sus funciones, en parte, se las ha hecho ella. Algunas han sido heredadas de la reina Sofía, como la lucha contra el cáncer, y en otras causas ha sido ella la que se ha implicado especialmente, como en las enfermedades raras, de las que antes apenas se hablaba en los medios de comunicación. También destaca su papel en la lucha contra la violencia machista, por la que fue reconocida en 2019 por el Observatorio contra la violencia doméstica y de género. La cooperación internacional es una de la causas con las que la reina está más comprometida. Siete viajes ha realizado desde 2014. El primero la llevó a Honduras y el Salvador y el más reciente a Mauritania. Y en los últimos la ha acompañado la secretaria de estado de cooperación internacional, Pilar Cancela. Ante los micrófonos de la Cadena SER, define su papel: «Como dice ella, es la primera cooperante. Para la cooperación española es un honor y una oportunidad para visibilizar todo el trabajo que hacen tantas mujeres y hombres en tantos lugares del mundo. Se implica muchísimo desde el inicio del diseño del viaje e incluso el planteamiento, y pone el foco mediático en una labor muy desconocida. Es tremendamente profesional», explica la secretaria de Estado. Cancela también cuenta el momento en que la reina decidió ponerse el uniforme, el chaleco rojo de la cooperación, no se lo quitó ni para ir a la casa presidencial de Paraguay, lo que le costó algunas críticas. «Ella sabe que es objeto de medición hasta el más mínimo detalle de su indumentaria. No quiere ser el centro de atención», explica. Es por eso por lo que ha desterrado completamente otra ropa que no sea la chaqueta roja, para así lograr el objetivo pretendido de poner en valor, sin distorsiones, el trabajo de la cooperación española en el exterior. Carmen Calvo, ex-vicepresidenta del Gobierno y también interlocutora del Ejecutivo con la Casa Real en el momento más complicado, cuando se estaban conociendo los negocios del rey emérito, explica a la Cadena SER que negoció con Zarzuela medidas de transparencia que terminaron en un decreto para modernizar la institución. Sobre su opinión acerca la labor que tuvo la reina en este proceso, señala: «Jugó un papel desde el minuto uno. Ella incorpora una perspectiva de la vida, que quienes nacen en la Institución no la tienen, o les cuesta más. Ella incorpora ir a trabajar, tener un sueldo, tener una hipoteca. También añade un principio de realidad muy importante. Otorga una rotunda modernidad a la monarquía parlamentaria». Otra de «las patas» de una institución hereditaria es la de la familia. Y ahí es donde la reina Letizia lo ha tenido muy complicado. Ha tenido una escasa relación con el rey emérito, poca con las Infantas, sobre todo con Cristina desde que estalló el caso Noós, y con la reina Sofía todo iba bien hasta que un momento tenso a cuenta de la foto que quiso hacerse con las nietas a las puertas de la Catedral de Palma de Mallorca, colocó a Letizia en «mal plano» y se dispararon análisis y comentarios, ninguno de Zarzuela, que lo enmarcó en un momento privado. Mábel Galaz, periodista que ha escrito el libro Letizia Real, publicado por Esfera de los Libros, señala a la Cadena SER: «Ahora el común de los mortales la entiende más. No sabíamos muy bien por qué había ese distanciamiento. No entendíamos el por qué de muchas de las cosas que hacía. Ella debía saber del caso Nóos, de los negocios turbios del rey emérito, de la existencia de Corinna». Estos hechos explican que sean inexistentes las fotos en la reina con Urdagarín, como sucedió después del escándalo que lo llevó a la cárcel. «Con la reina Letizia nada es casual», apunta la periodista. La reina cuida hasta el extremo la educación de sus hijas, Leonor y Sofía, en la que se implica personalmente. No le gusta que se las vea en encuentros «reales» de tiaras y vestidos largos, y eso implica alguna ausencia de la princesa Leonor en fastos reales. Huye en cuanto puede de Mallorca, de la vela, las regatas. Prefiere el cine, un libro, un monólogo o una exposición. Entiende la Institución desde la utilidad. Además, después de años complicados con la pandemia y los escándalos de corrupción, que afectan a su familia política, ha encontrado su mejor versión como anfitriona de la Cumbre Mundial de la OTAN en Madrid. Es el último episodio de la carrera de fondo de una mujer periodista, que aparcó una carrera profesional para hacer profesión de reina, con estilo propio, con su sello que precisamente emitirá Correos por su cincuenta cumpleaños.

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Cambió el plató de televisión por un palacio. Pasó de observar a ser observada. La periodista se hizo reina, la primera en España sin sangre real

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