La semana más difícil de Putin: China, India y varias voces del Kremlin expresan sus dudas sobre la invasión rusa de Ucrania
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha recibido por primera vez mensajes críticos, tanto por parte de sus dos principales países aliados como por representantes de su Gobierno, cuestionando si es el momento adecuado para continuar con la guerra de Ucrania
Moscú
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha vivido la que, casi con toda seguridad, ha sido su semana más difícil desde que decidió invadir Ucrania el pasado 24 de febrero, hace ya cerca de siete meses. En primer lugar, las tropas del país liderado por Volodomir Zelenski han logrado recuperar territorios que Moscú daba por conquistados, como la región de Járkov. Apenas unos días después, comenzaron a crecer las voces en el seno del Kremlin que, o bien pedían la dimisión de Putin debido al enorme desgaste militar, o bien optaban por todo lo contrario, solicitando una movilización general de tropas que acelerase una hipotética victoria rusa.
Tras recibir estas presiones internas, las primeras desde que inició la "operación especial para desnazificar Ucrania", ha llegado el segundo golpe a su autoridad y popularidad, ya que, entre el jueves y el viernes, tanto China como India, dos de los países aliados más importantes para Rusia, han mostrado a Putin sus dudas sobre la invasión de Ucrania, cuestionando si es el momento adecuado para continuar con una guerra que se alarga en el tiempo mucho más de lo planificado por Moscú.
Así, Putin ha visto como, en apenas siete días, ha perdido apoyos tanto a nivel interno como en el panorama internacional, una situación nunca antes vivida por el líder ruso en estos casi siete meses. Al mismo tiempo, Ucrania ha ganado terreno a las tropas del Kremlin, lo que también ha significado un impulso en lo anímico, en una semana en la que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha visitado de nuevo Kiev para respaldar al país. Además, a ello se le debe sumar que el denominado 'grupo de prestamistas de Ucrania', integrado por EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Japón y Reino Unido, firmaron un memorando de entendimiento para implementar una suspensión de la deuda de Ucrania hasta finales de 2023.
Ante este cambio de contexto, Vladimir Putin y su entorno más cercano deben tomar una decisión, para dar un 'golpe de timón', que le haga recuperar su prestigio y así mitigar un hipotético movimiento crítico que agrande las dudas sobre su figura y sus decisiones acerca de la invasión ilegal de Ucrania.
La toma de Járkov, el primer revés para Putin
A pesar de que los planes iniciales del Kremlin no planeaban un conflicto tan largo, durante estos casi siete meses de guerra sus tropas habían logrado avanzar y conquistar muchos de los territorios que plantearon como objetivos iniciales. Tanto es así, que desde Moscú tenían previsto organizar referéndums de autodeterminación en estas regiones, para así contar con un respaldo más de cara a sus países aliados, como ya sucedió en el Donbás.
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Sin embargo, a comienzos de semana el propio Ministerio de Defensa ruso admitió un "repliegue" de sus tropas en algunos territorios. Más tarde, se conoció que se trataba de un área similar en extensión a lo que ha avanzado Rusia desde abril, mayormente en la región de Járkov, al este del país. Esto significó un punto de inflexión que, además de arrojar serias dudas sobre la solvencia de los militares rusos tras sufrir su mayor derrota en cinco meses, brindaba aires de esperanza para la población ucraniana. Así, Putin recibía un primer revés que no iba a llegar a solo.
La unidad del Kremlin se rompe por primera vez en siete meses
La noticia del repliegue de tropas rusas ante las ucranianas se expandió por todo el territorio y no fue bien recibida en el seno del país. Tanto es así, que se manifestaron, por primera vez, voces dentro del Kremlin criticando a Putin y sus decisiones sobre la guerra. Además, se produjeron en dos direcciones. Por un lado, diversos cargos públicos de Moscú y San Petersburgo, así como ediles de otras regiones de la parte europea del país y de Siberia, apoyaron un manifiesto en la Duma que solicitaba la dimisión del presidente ruso, alegando que ha cometido un delito de alta traición por iniciar la "operación militar especial", ya que "perjudica la seguridad de Rusia y sus ciudadanos".
Por otro lado, algunos diputados del partido del Kremlin, Rusia Unida, así como el líder del Partido Comunista de Rusia, Genadi Ziuganov, optaron por pronunciarse en el sentido opuesto. Todos ellos han reclamado a Putin una movilización general de tropas con el objetivo de cambiar el rumbo de la guerra de una manera tajante: "La guerra no se puede interrumpir, incluso si uno quiere. Hay que ir hasta el final. Tiene dos desenlaces: la victoria o la derrota".
A pesar de estas palabras, emitidas por Ziuganov, desde el Kremlin descartaron lanzar una campaña militar más agresiva por el momento, pero al mismo tiempo comenzaron el reclutamiento de presos para combatir en el frente ucraniano, por lo que no se puede descartar ninguna respuesta. De esta forma, Putin afrontaba su primera 'crisis' interna desde el inicio de la invasión.
China e India expresan sus serias dudas sobre la guerra
Para terminar la semana, en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Uzbekistán, el líder ruso ha mantenido encuentros bilaterales con sus homólogos de dos de los principales socios del país en Asia, China e India. Sin embargo, el resultado obtenido de estas reuniones no han sido el esperado y han finalizado con una mayor presión de la comunidad internacional sobre el Kremlin.
En primer lugar, el presidente chino, Xi Jinping, le trasladó a Putin su "preocupación" por la situación de la guerra de Ucrania, dejando entrever una cierta inquietud desde Pekín nunca antes emitida publicamente. En concreto, hasta la fecha el Gobierno chino se había alineado con Moscú y no ha condenado la invasión, a pesar de que rechaza enviar apoyo material y bélico. Sin embargo, Xi destacó que Rusia sigue siendo un "viejo amigo".
Tras estas dudas manifestadas por China, el segundo revés internacional ha llegado este viernes de la mano del primer ministro de India, Narendra Modi. En una reunión bilateral con Putin, Modi le ha dicho públicamente que "no es época para guerras", para después recordar que han sido varias las ocasiones en las que le ha manifestado esta postura al Kremlin -durante conversaciones telefónicas- y le ha insistido en la importancia de la "democracia, la diplomacia y el diálogo para llegar a una solución". Ante esta palabras, Putin ha respondido: "Conozco su postura con respecto al conflicto en Ucrania y las preocupaciones que expresa con frecuencia. Haremos todo lo posible para que termine cuanto antes".
De esta forma, crece la presión internacional contra el líder ruso y su decisión de invadir Ucrania, como también lo hace a nivel interno. Sin embargo, Vladimir Putin mantiene la compostura de cara a la opinión pública e incluso se muestra confiado: "Las autoridades ucranias han anunciado que han empezado una contraofensiva. Veremos cómo acaba", ha declarado este viernes. Además, se justifica asegurando que "no estamos luchando con todo el Ejército, sino solo con una parte de las Fuerzas Armadas". Pero la realidad es que el contexto bélico actual ha cambiado, por lo que la sensación que deja esta fatídica semana para el presidente ruso es que el tiempo juega en su contra: cuanto más se prolongue la invasión, más díficil será justificarla, tanto en el panorama internacional como el nacional.
A Putin le salen enanos
Carlos de Barrón
Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con...