A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

La incompetencia: de Alberto Casero a Carlos III

"¿Por qué hay tantos incompetentes en puestos de responsabilidad? Eso lo estudió a fondo Laurence Peter, un catedrático de Ciencias de la Educación que en 1969 estableció un axioma: en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. Se trata del conocidísimo “principio de Peter”. Por poner un ejemplo, si un mecánico es muy bueno en su trabajo será ascendido a capataz y se convertirá, probablemente, en un mal capataz"

La incompetencia: de Alberto Casero a Carlos III

La incompetencia: de Alberto Casero a Carlos III

04:24

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1663410911586/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Madrid

Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución, dijo que la ignorancia suele proporcionar más confianza en uno mismo que el conocimiento. Eso lo comprobamos casi a diario: fíjense en que los idiotas están segurísimos de todo, mientras los inteligentes dudan.

Por si nuestra experiencia cotidiana no bastara, los profesores Justin Kruger y David Dunning, de la Universidad de Cornell, en Nueva York, demostraron en 1999 de forma empírica que las personas más torpes e ineficientes tienden a sobrevalorar sus habilidades y a considerarse más listas que las realmente listas. Ese sesgo cognitivo es denominado “efecto Kruger-Dunning”.

¿Por qué hay tantos incompetentes en puestos de responsabilidad? Eso lo estudió a fondo Laurence Peter, un catedrático de Ciencias de la Educación que en 1969 estableció un axioma: en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. Se trata del conocidísimo “principio de Peter”. Por poner un ejemplo, si un mecánico es muy bueno en su trabajo será ascendido a capataz y se convertirá, probablemente, en un mal capataz.

Atendamos ahora dos ejemplos recientes de aparente incompetencia.

Uno, Alberto Casero, diputado del Partido Popular. Este hombre, hace unos meses, se equivocó al votar y permitió que la reforma laboral del gobierno se aprobara con un margen de un solo voto, el de Casero. Esta semana ha vuelto a equivocarse de botón y ha votado a favor de que se investigue, por corrupción, al gobierno de Mariano Rajoy.

Yo no creo que el caso del diputado Casero, que antes fue alcalde y senador, se ajuste al efecto Kruger-Dunning ni al principio de Peter. Tampoco creo que lo suyo sea un impulso ético irreprimible que le obligue a hacer lo que considera justo, porque lo investigan por prevaricación. Quizá padezca de un déficit de atención. O quizá no dé para más, quién sabe.

El otro ejemplo es el de Carlos III, el nuevo monarca del Reino Unido, Canadá, Australia y otros países. Este hombre ha permanecido 74 años en el puesto de aprendiz y recibe, por fin, un ascenso. Una vez dijo que había aprendido “como los monos”, imitando a sus padres. Cabe suponer que en algún momento repararía en que su madre, la reina Isabel II, pasaba gran parte de su tiempo echando firmas.

Resulta que, por desgracia, a Carlos III firmar no se le da bien. Cuando no falla el tintero falla la pluma y cuando pone bien el nombre pone mal la fecha.

Yo creo que este hombre no es tonto, sino que practica eso que los psicólogos llaman “autosabotaje”. Quizá sabe que nació para un trabajo que no está hecho para él. Quizá con sus torpezas nos está pidiendo, de forma subconsciente, auxilio. Quizá sea un republicano encubierto. Da igual: de una forma o de otra, parece que con este hombre vamos a entretenernos mucho. Y esto, hablando de monarquías, es lo importante.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00