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Un actor llamado David Bowie

El próximo estreno de Moonage Daydream (Ensueño lunar), el documental sobre David Bowie presentado en el pasado festival de Cannes y que se podrá ver también en el de San Sebastián, nos sirve para repasar la huella que el cantante ha dejado en el cine.

Moonage Daydream

Aunque David Bowie destacó sobre todo como músico, siendo una de las figuras esenciales de la historia de la música pop, en su curriculum también estaba la profesión de actor. En los años 60, cuando era solo un adolescente, asistió a las clases de Lindsay Kemp donde aprendió pantomima y técnicas teatrales. Unas clases que le ayudaron a crear todos esos personajes que interpretaba en sus primeros discos y conciertos: Ziggy Stardust, Aladdin Sane, El duque blanco… “No quería ser yo mismo en el escenario así que creé una serie de personajes y fue algo que tuvo mucho éxito en su momento. Quería romper la idea de que las estrellas del rock son iguales en el escenario que fuera de él. Eso no es cierto y me propuse separar claramente el personaje que sale a cantar de la persona que escribe y crea esas canciones”, explicaba.

David Bowie en una escena de Feliz Navidad Mr. Lawrence,

David Bowie en una escena de Feliz Navidad Mr. Lawrence,

Sin embargo, en una entrevista a mediados de los años 90, decía: “Creo que la de actor es una de las profesiones más aburridas que puedes considerar, al menos para mí. Yo estoy mucho más interesado en otras artes, las artes plásticas por ejemplo y por supuesto en la música: tocar instrumentos, crear canciones, cosas así. No me interesa interpretar personajes”. No está mal para un artista que acabó participando en una veintena de películas con mayor o menor fortuna. Una carrera cinematográfica que comenzó en el año 1975. Allí en Nuevo Méjico se rodaba El hombre que cayó a la Tierra, una película dirigida por Nicolas Roeg en la que el cantante daba vida a un extraterrestre. Un Bowieextremadamente delgado y hierático interpretaba a un personaje que conectaba con su personal afición por la astronomía. “No muestra ninguna emoción. Aprende a hablar viendo la televisión y para él todo es sorprendente. Pero todo lo transmite de forma estática porque en su cara no se mueve ningún músculo”, decía sobre su personaje. Aunque la película no tuvo mucho éxito Bowie quedó bastante contento con la experiencia. “Es una película de amor. Es muy triste, muy romántica, se me hizo un nudo en la garganta cuando la vi, y ha sido emocionante trabajar en ella”, comentaba el músico.

Un par de años después no dudó en aceptar la invitación del actor David Hemmings, esta vez en labores de dirección, para protagonizar su película Gigoló en donde interpretaba a un amante de ricas señoras con vestuario de época y maneras aristocráticas, muy en consonancia con el personaje de Duque Blanco que por aquella época el cantante interpretaba en el rock. Y, entre otras cosas, se permitía el lujo de trabajar junto a la mismísima Kim Novak. Sin embargo, en esta ocasión, la experiencia no le gustó y el músico perdió interés por el cine. Desde entonces, salvo alguna excepción, ya no volvió a interpretar personajes protagonistas en la pantalla. Su carrera cinematográfica se limitó a papeles secundarios y a algunos cameos en los que hacía de sí mismo.

David Bowie y Jennifer Connelly en Dentro del laberinto.

David Bowie y Jennifer Connelly en Dentro del laberinto.

En la película School Rock Band, por ejemplo, aparecía hacia el final para ayudar al protagonista con su grupo. En la alemana Yo, Cristina F. actuaba en directo para el público berlinés y en la comedia Zoolander hacía de árbitro en el combate de pasarela entre los modelos Ben Stiller y Owen Wilson. Cameos aparte, Bowie participó también como secundario en varias películas con papeles de mayor o menor importancia pero en los que siempre se hacía notar. Hizo de Poncio Pilatos en La última tentación de Cristo de Martin Scorsese. En Cuando llega la noche, de John Landis, metía una pistola en la boca de Jeff Goldblum. Y en Principiantes, de Julian Temple daba vida a un publicista sin escrúpulos. Pero para nosotros éstas son las cinco interpretaciones favoritas de David Bowie en el cine.

1983. El ansia, de Tony Scott

En esta película de culto de los años 80, Bowie interpretaba a un vampiro que comenzaba a envejecer cuando perdía el favor de su amante, Catherine Deneuve.

1983. Feliz Navidad Mr. Lawrence, de Nagisha Oshima.

Bowie interpretaba a un prisionero británico en un campo de concentración japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Para el cantante ésta fue la interpretación de la que se sentía más satisfecho. “Hay un balance muy peculiar en la película entre el estilo japonés de actuación, muy contenido, y el estilo más naturalista de los actores occidentales. El enfrentamiento de estos dos estilos crea una especie de estado de ensoñación”, decía.

1986. Dentro del laberinto, de Jim Henson.

Nuestro personaje favorito de todos los que interpretó, quizá porque parecía el más Bowie de todos los que encarnó Bowie. Con el pelo cardado y look neogótico el artista daba vida al rey de un mundo de fantasía en el que se perdía una jovencísima Jennifer Connelly para rescatar a su hermano pequeño.

1996. Basquiat, de Julian Schnabel.

En esta película que contaba la vida del pintor Jean-Michel Basquiat, Bowie, con peluca blanca, se metía en la piel de Andy Warhol.

2006. El truco final (El prestigio) de Christopher Nolan.

Otro personaje histórico, el científico Nicola Tesla, trabajando en la invención de una máquina capaz de clonar cualquier cosa.

A todas estas aportaciones como actor habría que sumar sus canciones, que suenan en más de 500 películas, o varias bandas sonoras compuestas por él como las de El juego del halcón o El buda de los suburbios. También los numerosos documentales que se han rodado sobre su figura, a los que se viene a sumar Moonage Daydream. También el habernos legado a su hijo, Duncan Jones, director de interesantes películas como Moon o Código fuente. Por eso en nuestra memoria David Bowie siempre permanece joven y en constante reciclaje, casi como le sucedía a su personaje en El ansia. La vida eterna no le fue concedida, pero no cabe duda de que su música y sus películas perdurarán para siempre.