Épica

Madrid

Los periodistas solemos manosear hasta la saciedad el adjetivo histórico para referirnos a casi todo lo que brilla un poco en la grisura informativa, pero este lunes han aflorado Homeros por doquier que se refieren a la victoria de España en el Eurobasket como un logro épico. Y no podemos corregirlos: su triunfo fue grandioso, fuera de lo normal. Porque lo normal, incluso para los optimistas profesionales, hubiera sidoque esta selección en proceso de cambio hubiese caído por inmadurez en cualquiera de las fases del torneo.

Pero la tragedia profetizada acabó en epopeya, un hecho glorioso digno de ser cantado y contado. Los jugadores se ganaron con su hazaña el apelativo de héroes, personas famosas por sus hazañas. Y su protagonismo no se cimentó en la agonía de la pena y de la aflicción, sino en la lucha, en la contienda, en el deseo vehemente de victoria, que también son agonía según nuestro diccionario. Por tener, hasta tuvimos un particular Aquiles, herido para este combate, pero al que sus compañeros tuvieron presente en su particular momento de gloria. Por lo demás, el baloncesto solo es un juego, tampoco nos pasemos... Pero hasta en el juego se dan victorias épicas.