Las palabras de Putin pueden abocarnos a un invierno todavía más sombrío y complicado

Ya saben que la crisis energética que atravesamos, con consecuencias económicas que todos conocemos, tiene su origen en la guerra de Ucrania. Los gobiernos nacionales intentan buscar soluciones a un problema que tiene el origen en un conflicto en la frontera de Europa, pero que impacta directamente en el corazón de la Unión Europea. Así que desde hace ya más de seis meses miramos hacia Ucrania con una mezcla de temor y de preocupación. Hacia Ucrania y hacia Rusia, porque de las decisiones, de los movimientos de Putin, depende en gran manera nuestro futuro.

La semana pasada hablábamos, con toda la cautela del mundo, del giro que parecía dar el conflicto. El avance ucraniano había obligado a la retirada de las tropas rusas de territorios que habían conquistado. Intuíamos que la reacción de Putin llegaría tarde o temprano, sobre todo, porque empezaba a haber cierta contestación interna contra el líder ruso a quien, desde algunos sectores, exigían más severidad y más contundencia. Recuerden que hubo un grupo de concejales que llegó a pedir su dimisión.

La preocupación y los discursos pesimistas fueron la tónica general

Pues la respuesta empezó ayer y tiene que culminar hoy con la intervención de Putin ante la nación. Ayer ya la Duma aprobó una serie de enmiendas que contemplan el estado de guerra y la movilización general de la población, lo que obligaría a soldados y a la población en general a ir a la guerra, y se anunció la celebración de referendos en las regiones ocupadas para anexionarse a Rusia, plebiscitos que deberían celebrarse en los próximos días.

Y hoy tiene que hablar Putin, después de retrasar su discurso unas horas, debía haberlo hecho anoche, luego lo han programado para las siete y ahora lo anuncian entre las ocho y las nueve. Así que Europa y el mundo contienen la respiración a la espera de lo que pueda decir el presidente ruso. Ayer, ya, en el inicio de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la preocupación y los discursos pesimistas fueron la tónica general. En la asamblea que reúne a líderes mundiales de todo el mundo, su secretario general, Antonio Gutérres, fue claro en el pronóstico: "Un invierno de descontento se perfila en el horizonte", y la guerra en Ucrania es una de sus causas, la guerra y sus consecuencias en la subida de los precios de los alimentos y la energía. Así que las palabras de Putin de esta mañana pueden abocarnos a un invierno todavía más sombrío y complicado. Vamos a ver qué dice, aunque no presagia nada bueno.