La ira de las mujeres contra la opresión: "En Irán una mujer es propiedad de un hombre"
La muerte de una joven a manos de la Policía de la Moral por no llevar bien puesto el velo ha desatado una ola de protestas por todo el país que van más allá de la demanda de justicia
Cientos de mujeres en Irán desafían al régimen quitándose el velo y cortándose el pelo como protesta por la muerte de Mahsa Amini, una joven apaleada en dependencias policiales tras ser detenida por no llevar el velo correctamente colocado.
Durante toda esta semana se han sucedido las manifestaciones por todo el país exigiendo justicia a pesar de la dura represión policial. Pero estas mujeres reclaman algo más, una libertad que les ha sido arrebatada durante los 43 años que lleva en el poder el Gobierno oprimiendo a esa mitad de la población “invisible” para ellos, como señala Fariba Ehsan, presidenta de la Asociación Iraní Pro Derechos Humanos en España.
Esta vez, dice Ehsan, el hartazgo ha llegado al límite y “las mujeres van a por todas”, porque “el velo no es solamente llevar un trozo de tela, es una esclavitud, una herramienta de control del régimen”. Pese a que muchas mujeres deciden por voluntad propia seguir llevando el velo, luchan por las que no lo desean. “Están en contra de que sea obligatorio”, asegura, y de aceptar esa sumisión.
Los que alzan la voz en Rusia
La sumisión que sufren las mujeres en Irán
La ley sharía por la que se rige la República Islámica de Irán impide a las mujeres trabajar o ir de viaje sin permiso de su marido. “Una mujer es propiedad de un hombre”, explica Fariba Ehsan. Esto implica que cuando vive en casa de sus padres, tanto la madre como las hijas son propiedad del padre y luego del hijo varón. Después pasa a ser propiedad de su marido, al que no tiene derecho a elegir. “Es el padre el que puede vender a su hija en matrimonio desde los 13 años”.
No tienen derecho al divorcio, ni pueden asistir a establecimientos deportivos. Incluso los parques, cuenta la presidenta de la asociación, han sido divididos en zonas para hombres y para mujeres bajo este nuevo régimen. Las carreras universitarias también les están restringidas. No pueden ser juezas, por ejemplo.
Es toda esta opresión la que las ha sacado a las calles desde el pasado viernes acompañadas también por muchos hombres, sobre todo jóvenes. Ehsan dice que ellos las apoyan porque en el ámbito familiar y cultural las mujeres son reconocidas como iguales, es la ley islámica la que ha traído esa cultura de sumisión. “Las mujeres llevan dos vidas, una en la calle según la ley y otra en sus casas”.
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Para Ehsan, la muerte de Mahsa “ha sido como una erupción volcánica por la que está saliendo la ira de las mujeres iraníes”. Esta vez ha observado más unidad de hombres y mujeres en las protestas e incluso artistas, deportistas y gente popular afines al Gobierno que se están uniendo a la oposición contra la represión del régimen. Esto, celebra, les da esperanza.
Las protestas han dejado imágenes simbólicas como la de una mujer mayor de 80 años que salió a la calle con el velo en la mano y su pelo blanco al aire para gritar basta. Junto a ella han salido chicas de todas las edades, incluso niñas de 15 años en una lucha unida e intergeneracional.
Hay que prestar atención a las mujeres de Irán, esto también va con nosotras