Crear un impuesto para las grandes fortunas es una medida ideológica y quitarle el impuesto de Patrimonio a los 20.000 andaluces que más patrimonio tienen también es una medida ideológica. Conviene subrayarlo porque esta última decisión del presidente andaluz se cuenta como si fuera asunto de derecho natural. Y no, es una decisión ideológica... aunque en este momento preciso de la historia -con los gastos de una guerra y los gastos derivados de la inflación- eliminar impuestos va contra las recomendaciones de organismos tan poco sospechosos de llevarle la contraria al PP como el FMI o la OCDE. En cualquier caso, la política fiscal es el gran debate y se puede abordar desde muchos ángulos, el ideológico, desde luego, el de la coyuntura económica o desde el modelo del Estado, centralizado o descentralizado. La única forma en que resulta irresponsable abordarlo es buscando el enfrentamiento territorial en un país como España, harto precisamente de esos enfrentamientos. Moreno Bonilla decide librar del impuesto de Patrimonio a 20.000 andaluces con fortuna y afortunados… y les hace este regalo entrando al choque con otras autonomías, como Cataluña, inaugurando por segunda vez (Madrid fue pionera) una especie de subasta de ricos entre Comunidades Autónomas, algo así como vénganse aquí que no les cobro nada. En resumen, para los gobiernos autonómicos de Madrid y Andalucía la unidad de la patria limita con los impuestos.