Oscuridad de Feijóo
Es feo exigir al rival transparencia y practicar uno mismo la opacidad. Los dobles raseros siempre son feos. Ya lo dice el Evangelio, Lucas 6, 41-42: detectar vigas en el ojo ajeno y solo pajas en el propio, mal asunto

Alberto Núñez Feijóo, en una entrevista concedida a Europa Press, el pasado 18 de agosto (Cesar Arxina/Europa Press via Getty Images). / Europa Press News

Barcelona
La ironía es estupenda, un gran signo de civilización. Pero ironizar sobre las cosas de comer, sobre la vida y sobre la verdad es pasarse al sarcasmo. Hablamos de la verdad en el caso de la reunión entre el líder del PP y el de Vox, mantenida en secreto durante seis días.
Alberto Núñez Feijóo le espeta un sarcasmo al sacrificado periodista que empuña la alcachofa. “Si la reunión hubiese sido secreta no te hubieses enterado”, que le dice. Hombre, hombre, eso no vale. De entrada, la frase no vale lingüísticamente: “no te habrías enterado”, debería haber dicho, en vez de “no te hubieses enterado”. No vale tampoco porque responder así es romper las reglas del juego: es menospreciar la pregunta aprovechándose de la ventaja de ser dueño de la respuesta, y callando el contenido de lo que había discutido con el ultraderechista. Y no es de ley, porque la oposición afea al Gobierno, a veces con mucha razón, tanto el secretismo como su prima hermana, la falta de transparencia: en las negociaciones internas de la coalición, en los proyectos legislativos de envergadura cuando dice que quiere contar con el apoyo de los otros grupos parlamentarios.
Es feo exigir al rival transparencia y practicar uno mismo la opacidad. Los dobles raseros siempre son feos. Ya lo dice el Evangelio, Lucas 6, 41-42: detectar vigas en el ojo ajeno y solo pajas en el propio, mal asunto.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




