Divorcio estrepitoso
Aragonès se ha emancipado de la vigilancia inquisitorial post pujolista. Se ha hecho mayor, ha destituido al vicepresidente de Junts, ha devuelto la pelota a ese partido y este ahí ha reaccionado con rabia. En cualquier salida perderá
Barcelona
Este divorcio es estrepitoso, la complicidad entre Esquerra y Junts es irrecuperable. Y la crisis de la Generalitat y del independentismo profundísima, ¿quién tiene la principal responsabilidad? Los hechos verifican la tesis de los republicanos. Tras meses y años de zancadillas, incumplimientos y desaires mutuos, los de Puigdemont han cometido tres deslealtades monumentales. Primero boicotearon la mesa de diálogo con el Gobierno central, que figuraba en su programa de coalición y era la apuesta principal del presidente Pere Aragonès. Luego, la presidenta de Junts, Laura Borràs, incumplió el deber de renunciar a su cargo de jefa del Parlament, a lo que le obligaba el reglamento para casos judiciales de corrupción presunta, como el suyo. Y ahora los de Junts le plantearon por sorpresa a Aragonés en plena sesión parlamentaria, nada menos que una cuestión de confianza. O sea. Una moción de censura encubierta. La gota que ha desbordado el vaso.
Divorcio estrepitoso
No tenían razones sólidas para ello. Sus propuestas unilateralistas de volver a la ilegalidad rupturista y de someter al Govern a un férreo control externo. El suyo. O eran sediciosas o eran también desleales. Esquerra retornada al pragmatismo, hizo bien en ignorarlas. Aragonès se ha emancipado de la vigilancia inquisitorial post pujolista. Se ha hecho mayor, ha destituido al vicepresidente de Junts, ha devuelto la pelota a ese partido y este ahí ha reaccionado con rabia. En cualquier salida perderá.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...