Estados Unidos y Corea del Sur han procedido al lanzamiento durante la pasada madrugada de cuatro misiles de tierra y aire en una prueba conjunta como respuesta al misil norcoreano que sobrevoló territorio japonés la pasada jornada. Uno de los misiles surcoreanos sufrió un fallo durante su lanzamiento y terminó por impactar dentro del recinto militar desde el que partió, desatando las críticas de la población por la falta de transparencia respecto a las maniobras militares que su gobierno lleva acabo. Ambos países aliados autorizaron el lanzamiento de estos armamentos dirigidos al mismo lugar, el mar del Este, donde ayer impactó también el misil procedente de Corea del Norte que más distancia ha recorrido hasta la fecha. Asimismo, el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol confirmó, tras condenar el ataque de la nación vecina, que uno de sus cazas F-15 disparó bombas de precisión a objetivos simulados en el mar Amarillo, situado entre China y la península de Corea, como respuesta inicial a la agresión norcoreana. La intensificación de las pruebas de armas por el régimen de Kim-Jong Un ha hecho saltar todas las alarmas en Washington porque temen una inminente ensayo de armamento nuclear, que si ocurriera sería la séptima en el historial del régimen norcoreano. Imágenes obtenidas vía satélite por los aliados muestran que Corea del Norte lleva meses preparando una nueva detonación al noreste del país, esto avala la tesis de numerosos expertos en el conflicto que prevén que una nueva escalada sería el paso previo a un nuevo ensayo atómico del hermético régimen. La fecha en la que se produciría las pruebas armamentísticas norcoreanas se producirían en fechas posteriores a la celebración del Partido Comunista Chino con el objetivo de no alterar los movimientos internos de Pekín.