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El año en el que octubre tan solo tuvo 21 días: esta es la historia de los diez días perdidos por un desajuste temporal

Así fue el histórico cambio

Calendario de octubre. / Nora Carol Photography

Madrid

El calendario gregoriano, instaurado por el papa Gregorio XIII en 1582, establece que la Tierra necesita 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos en dar una vuelta completa al sol. Sin embargo, no siempre fue así. No al menos para los habitantes de Francia, Italia, España y Portugal, quienes antes de regirse por el calendario gregoriano lo hacían por el juliano. Un calendario que establecía que la Tierra tardaba 365 días y 6 horas en completar una vuelta completa al sol. A pesar de que sus datos se asemejan bastante a los del gregoriano, esta diferencia de 11 minutos y 15 segundos entre uno y otro provocó un desfase descomunal.

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En los más de 1.500 años que nos regimos por el calendario juliano, establecido por Julio César en el año 46 a. C basándose en el registro de división de tiempo de los egipcios, ese desfase fue creciendo y creciendo hasta el punto de que se generó un desfase de aproximadamente diez días. Dado que este desfase había comenzado a afectar la fecha de Pascua, que debía conmemorarse el domingo siguiente a la luna llena, posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte y de otoño en el hemisferio sur, el papa llevó a cabo una decisión sin precedentes.

El cónclave que cambió el sistema para siempre

En el año en el que Gregorio XIII fue elegido papa, en 1972, el equinoccio de primavera caía el 11 de marzo y no el 21 de ese mismo mes. Con el objetivo de revertir la situación para que las fiestas volvieran a tener lugar en su fecha habitual, el papa creó una comisión especial en la que participaron astrónomos como Christophorus Clavius y Luigi Lilio. Después de varias reuniones, el papa decidió seguir sus indicaciones y establecer un salto temporal para estos cuatro primeros países que adoptaron el calendario gregoriano.

Este nuevo sistema modificó la regla de los años bisiestos. A pesar de que se mantuvieron cada cuatro años, se establecieron dos excepciones. En base a los conocimientos de estos dos astrónomos, el papa decidió que los años que fueran múltiplos de 100 no serían bisiestos,. No así los que fueran divisibles por 400, entre los que podemos encontrar algunas 1600, 2000 o 2400. De esta manera, el desfase temporal que llevaba haciéndose más y más grande desde el primer siglo después de Cristo se detendría de una vez por todas.

Del 4 de octubre al 15 de octubre

Varios años después de estas reuniones, concretamente en 1582, el papa inició este cambio en Francia, Italia, España y Portugal. Todo ello a través del documento pontificio Inter gravissimas, mediante el que se establecía que el calendario pasase del 4 de octubre al viernes 15 de octubre. De esta manera, todas aquellas personas que se acostaron el 4 de octubre se despertaron 10 días más tarde. Gracias a ello se pudo solventar el error del calendario juliano y la fecha oficial volvió a coincidir una vez más con la astronómica.

Tras el éxito de este nuevo calendario en Francia, Italia, España y Portugal, este llegó a Inglaterra y sus colonias en 1752, a Suecia en 1753, Japón en 1873, China en 1912 y Grecia en 1923. Por lo tanto, 1582 fue el único año de la historia en el que octubre apenas contó con 21 días. Del 1 al 4 de octubre y del 15 al 31 de ese mismo mes. Desde entonces ya han pasado 440 años en los que ese pequeño desajuste que provocaba la pérdida de un día cada 130 años se ha solventado. Todo ello gracias a un día bisiesto que sigue siendo el ancla de nuestro calendario gregoriano.

David Justo

David Justo

(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología y buscador de historias virales e inverosímiles...

 
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