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Correa y Oblak salvan tres puntos para el Atlético

El Atlético de Madrid vence con un ajustado y sufrido 2-1 al Girona con un doblete de Correa y un providencial Oblak

El Atlético de Madrid celebra el 1-0 de Correa / Soccrates Images

El día de las peñas. El día del aficionado. El día de Koke. Conceptos indivisibles cuyo destino era encontrarse. La representación más fidedigna del sentimiento atlético, el hincha y la cantera estampó su firma en los libros de historia frente a su gente. Atlético y Girona lo recibieron con honores. Pasillo de compañeros y rivales, aplausos y el Metropolitano entregado a su capitán con una ovación a la altura de su leyenda. Koke se convirtió el 1 de octubre en el jugador con más partidos de la historia del Atlético con 554. Con este van 556, aunque no lo recordará en su memoria por el juego desplegado. El Atleti sufrió frente a un Girona al que dejó levantarse después de tener la opción de rematarlo, pidiendo la hora en el día que debió ser una fiesta y terminó siendo casi una tortura.

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El Atlético golpea y deja levantarse al Girona

El Metropolitano recibía al Girona en una de sus festividades y en medio de una semana determinante en clave atlética. Desde el registro de Koke, la derrota de Brujas y el próximo y decisivo enfrentamiento con los belgas. El partido de liga era una cita de entreguerras. Y el Atlético la tomó como tal. Empezó de forma inmejorable. Corría el minuto 4 y ya iba 1-0 por la concatenación de Reinildo, Griezmann y Correa. El mozambiqués se anticipó, robó, se lanzó al espacio, condujo al Atleti al área y encontró al francés. Griezmann, que estrenaba su condición de rojiblanco a todos los efectos, picó el balón hacia Correa, que apareció en el segundo palo para meter el pie y batir a Juan Carlos.

Ángel Correa y Koke celebran el 1-0

Ángel Correa y Koke celebran el 1-0 / Europa Press Sports

Pero tras el 1-0, el Atleti se echó atrás, encadenó imprecisiones con balón y dejó al Girona agrandarse con el paso de los minutos. Transmitía cierta inquietud el Atlético en su juego hasta llegar a despertar un runrún en el Metropolitano. La respuesta de los de Simeone llegó a través de Griezmann, que capitalizó los ataques y encendió al equipo. Cunha probó a Juan Carlos y el Atlético acabó el primer tiempo amenazando de la misma forma que dejó de hacerlo a partir del 1-0. El camino a vestuarios llegó precedido de un fuerte plantillazo de Giménez sobre Arnau Martínez que se saldó con amarilla, pero que bien podría haber sido roja. La falta botada por el Girona a punto estuvo de transformarla Yangel Herrera en el 1-1 con un cabezazo que rozó la portería de Oblak.

Los fantasmas no se van del Metropolitano

La segunda mitad arrancó con un aire distinto. ¿La razón? La fe de Correa. Inquefrantable y constante. Titular y suplente. El argentino fue a presionar a Juan Carlos y el portero falló en el pase hacia su zaga. Correa robó dentro del área y finalizó para el 2-0. El Atlético pasó a tener el control, las llegadas y las intenciones. Con el triple cambio en el 63 (Lemar, Saúl y Morata por Cunha, Griezmann y Carrasco) el Girona recortó distancias a través de la energía y el nervio de Roro Riquelme. El canterano rojiblanco levantó a los suyos con un disparo desde la frontal que tocó en Giménez lo suficiente como para que la trayectoria se desviase e imposibilitase a Oblak la parada. Se oyeron aplausos en el Metropolitano hacia el que aspira a ser la próxima joya de la casa.

Oblak estirándose para evitar el 2-2 del Girona

Oblak estirándose para evitar el 2-2 del Girona / PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Riquelme y el Girona recibieron el 2-1 como una bomba de oxígeno. Los gerundenses volvieron a domar el partido después de hacer capeado el temporal en el arranque de la segunda mitad. Sólo un gigantesco Oblak, recordando al ángel de antaño y el palo, evitaron el empate. Aleix García rozó en dos ocasiones el 2-2 con fuertes chuts desde fuera del área. Uno lo desvió el esloveno al palo, el otro lo desvió fuera. Stuani mandó un cabezazo al larguero. El Girona no dejó de insistir hasta que llegó el 98' y con él la explosión de Simeone. El Atlético logró sobrevivir al huracán de ocasiones. El partido, que prometía ser de entreguerras, fue tal. Engañoso, disputado, trabado, casi perdido y con Savic sangrando. Aunque la definitoria es la siguiente guerra. El miércoles el Atlético recibe al Brujas y necesita ganar para seguir con vida en Champions. Para ello necesitará el empuje del Metropolitano, al que hoy no le tembló el pulso para pitar cuando le entraban los nervios, y enterrar las dudas que hoy ha sido incapaz de espantar.

Juan Antonio Requena

Juan Antonio Requena

Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes

 
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