"Cuando acabé de hacerlo me daba asco, sus besos me causaban rechazo": tener sexo sin ganas, una práctica cada vez más extendida entre las jóvenes españolas
El 57,7% de las mujeres entre 18 y 25 años afirman haber tenido relaciones sexuales con otra persona sin deseo sexual o sin apetito sexual
Tener sexo sin ganas: una práctica cada vez más extendida entre las jóvenes españolas
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Madrid
"Cuando tú te acuestas con alguien durante una noche, te acuestas una vez y normalmente suele haber una segunda. En esa segunda vez es cuando hay mucha más insistencia. Tú dices que no y que no... Y al final dices: 'Venga, va, ya está'. Y lo haces, aunque no quieras". Este es el testimonio de Lucía que junto a cuatro amigas suyas que tampoco quieren dar sus nombres reales -Sofía, Olivia, Elsa y María- comparten sus experiencias sexuales con los hombres en casa de una de ellas. Estas cinco chicas tienen entre 23 y 25 años y todas han tenido sexo sin ganas alguna vez en su vida.
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El Instituto de la Mujer publicaba esta semana un estudio que afirmaba que más de la mitad de las mujeres entre 18 y 25 años -un 57,7%- afirmaba haber tenido sexo con otra persona sin apetito sexual o deseo sexual. Una conducta asociada a las ideas de disponibilidad y satisfacción de los deseos sexuales de la pareja – por encima incluso de los propios- y vinculada también a roles y patrones de inequidad de género. Diana Sánchez es psicóloga sanitaria y sexóloga y reconoce que muchas de sus pacientes llegan a la consulta con este problema. “Vienen diciendo: pobrecito mi chico, vamos a terminar mal y me va a abandonar... Tienen miedo y normalmente, solo lo reconocen en consultas privadas", confiesa Sánchez.
Muchas jóvenes se sienten presionadas para tener relaciones sexuales
Olivia siempre ha tenido relaciones sexuales sin deseo con chicos de una sola noche. Sus amigas ligaban y ella no quería ser menos. Esta joven de 23 años afirma que se dejó llevar por el imaginario colectivo: "El problema es que tú conoces a un chico en una discoteca, te lías con él y todo el mundo te dice cuál es el siguiente paso, tengas ganas o no tengas ganas. Hay una presión social detrás que me obliga a irme a su casa". Una presión social que confirma Sánchez. "Queremos permanecer dentro de un grupo, de un estatus y eso sí que te lo da el hecho de mantener relaciones sexuales o no. El hecho de que no tengas deseo solo lo sabes tú. Tienes que escucharte a ti misma y ser capaz de decir cuando quieres tener relaciones y cuando no las quieres tener", explica.
Pero estas situaciones también ocurren cuando estás en pareja. Elsa tuvo una relación a distancia durante un año y medio. Él vivía en Zaragoza y ella en Madrid. Durante estos encuentros, tuvo varias veces sexo sin ganas. El motivo: complacer y no decepcionar a su pareja. "Igual no dices que no expresamente, pero intentas como dar largas o mostrar perfectamente que no te sientes cómoda. Por lo que muchas veces, por pura insistencia del hombre, pues acabas manteniendo relaciones sexuales y así me lo quitó de encima", confiesa Elsa mientras todas las demás asisten con la cabeza.
"Cuando acabé de hacerlo me daba asco"
Elsa explica como muchas veces su pareja no expresaba su deseo sexual con palabras, sino que le daba caricias, le decía lo guapa que era... y así, hasta conseguir lo que él quería: "Cuando acabé de hacerlo me daba asco. Sus besos me causaban rechazo. Solo lo hacía para que él se quedara contento", sentencia. La psicóloga Sánchez confirma lo que Elsa ha vivido: "Se produce un efecto muy negativo en las parejas. Cuanto más sexo se mantiene sin deseo y sin ganas, más rechazo sientes hacia tu pareja".
A menudo que avanza la conversación y comparten sus anécdotas, todas coinciden en que lo que mueve a las mujeres a hacerlo en uno y otro caso puede variar: desde el afán por complacer al otro o de sacrificarse por el placer del otro, hasta no ser capaz de resistir la presión. Dos situaciones que no manifiestan una violencia física, pero sí, psicológica. "Existe una forma de castigo después. Si no ha habido sexo, formas de indiferencia, rechazo, e incluso que te dejen de mirar. Es una violencia que es muy clara y muy directa", afirma Sánchez.
Sofía, de 24 años, ha vivido estas circunstancias tanto estando en pareja como con chicos de una sola noche. Para ella, los hombres en muchas ocasiones utilizan un chantaje emocional que repercute directamente en tu salud mental. "Si yo en un momento concreto digo no me apetece y la reacción de esa persona, es decir: 'No pasa nada, estoy completamente de acuerdo, no te voy a forzar a nada'. Pero luego las dos horas siguientes estas con una cara de mierda, tratándome fatal o simplemente, pasando de mí, pues estás, de forma subjetiva, dándome a entender que en el momento en el que yo no te satisfaga sexualmente, va a haber una represalia. Eso es un conductismo absoluto, que para mí es como intentar adiestrar a un perro", sentencia.
Durante la conversación, las chicas se preguntan si los hombres tendrán estas conversaciones o si alguna vez pensarán en cómo se sienten ellas. A pesar de que no confían en que esto ocurra, la solución a este problema la tienen clara: "Hay que trabajar la educación sexual en España".
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Laura Álvarez
En Hoy por Hoy Madrid Oeste, anteriormente en informativos de fin de semana en Cadena SER. Graduada...