La alternativa ecológica de Nueva York: utilizar cadáveres como abono en vez de enterrarlos
El proyecto cuenta con el respaldo de los ecologistas, que argumentan que cada vez hay más personas que buscan alternativas más ecológicas a las incineraciones o los entierros
Nueva York
El estado de Nueva York está a punto de aprobar una ley que permita el compostaje de cadáveres humanos como alternativa al entierro o la incineración. Solo falta la aprobación por parte de la gobernadora del estado, Kathy Hochul.
El proyecto ya ha sido aprobado por el Senado y la Asamblea del estado pero aún está siendo revisado por Hochul. Una vez aprobado, Nueva York será el sexto estado en ofrecer esa alternativa a sus residentes, tras Washington, Colorado, Oregón, Vermont y California.
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Esta nueva alternativa se conoce como "reducción orgánica natural" y está pensada para que los restos humanos sirvan como abono de bosques u otros terrenos. Una opción para las personas que tienen una alta conciencia ecológica.
Críticas y elogios a esta alternativa
La Iglesia Católica se opone porque considera que esta opción quita dignidad al cadáver. También se opone la Asociación de Directores de Funerarias, pero porque creen "injusto" el monopolio que tendrán los cementerios. "Deberíamos poder ofrecerlo a nuestros consumidores de la misma manera que cualquier otra persona podría hacerlo", ha explicado el presidente de la Asociación, David Parente.
Los defensores, en cambio, están presionando a la gobernadora para que acelere la tramitación de la ley. Argumentan que cada vez hay más interés por alternativas ecológicas al entierro, para evitar la utilización de ataúdes, que están fabricados con materiales no biodegradables, y las incineraciones, que implica generar 200 kilogramos de dióxido de carbono. Es decir, que la incineración equivale a viajar cientos de kilómetros en un vehículo de gasolina.
Así es el proceso de compostaje
Para realizar este proceso, el cadáver se coloca dentro de un recipiente especial sobre astillas de madera, se cubre con más astillas y alfalfa y los microbios lo descomponen de forma natural. En algunas ocasiones, se incluyen flores de los familiares.
Después, el contenedor se sella herméticamente mientras se controla regularmente la temperatura y la humedad del interior.
El proceso de descomposición puede tardar un mes y medio y cuesta unos 7.000 dólares (unos 7.205 euros al cambio actual), según los precios de la empresa Recompose.
De acuerdo con su página, el compostaje donado por sus clientes apoya la revitalización continua de humedales, hábitats ribereños, plantas nativas y especies de vida silvestre vulnerables. Algunas familias se llevan una pequeña porción del compostaje como recuerdo, lo mismo que se hace con las cenizas.