Hora 25El análisis de Xavier Vidal-Folch
Opinión

Liz Truss, colgada de su brocha

¿Tiene programa el conservadurismo español, defiende aún la reducción de impuestos? ¿Le vale solo con decir que Sánchez es el diablo?

Liz Truss dimite como primera ministra de Reino Unido. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ANDY RAIN / ANDY RAIN (EFE)

Barcelona

Hace solo 24 horas prometía que duraría, aseguraba que era una luchadora. Y no una desertora. ¿Qué es ahora? Colgada de su brocha, ha acabado tirando la toalla, tras un mes y medio de gobierno caótico. Liz Truss se ha ido como lo que de verdad era, una señora sin principios: izquierdista de joven, europeísta de madura, antieuropea y rebelde reaccionaria de mayor. Buen viento.

Liz Truss, colgada de su brocha

Esta renuncia se debe a que todos la abandonaron: mercados, organizaciones internacionales, el Banco de Inglaterra, las encuestas. Y sobre todo, hasta los más ultras de sus amigos. Sí. Esa es la explicación interna.

Pero nos deja tres lecciones válidas para casi todos, incluso para sus amigos conservadores españoles. Primero de todo: el separatismo como pulsión sentimental es suicida: en un mundo en que cada vez cuenta más el principio del “uno para todos”, ir por tu cuenta cargando solo con tus dogmas te lleva al desastre; es lo que sucede con todos los primeros ministros desde David Cameron, la maldición del Brexit. Segundo: la idea de que para recuperarse hay que bajar los impuestos y la solidaridad es un fracaso; no solo irrita a las izquierdas y a las clases populares; solivianta a los mercados y te coloca en modo “ruina”. Tercero: si no tienes programa, ¿qué haces en esta fiesta? “No puedo cumplir el mandato para el que me eligieron”, ha balbuceado con acierto la desertora. ¿Tiene programa el conservadurismo español, defiende aún la reducción de impuestos? ¿Le vale solo con decir que Sánchez es el diablo?

Xavier Vidal-Folch

Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...