60 millones de euros que se fundieron en copas
"Llegué a ganar 100 euros al día por tener enchufado mi equipo". Minar en España ya no es negocio. El otro lado de las criptomonedas: la vida de un minero.
Reportaje EP43 | Los secretos del imperio de las criptomonedas
Iván es pionero de las criptomonedas. En 2009 compró 100 euros en bitcoins. Los vendió una semana más tarde por 120 euros y lo celebró con unas copas. Si se hubiera olvidado de la inversión o hubiera esperado unos años habría llegado a cobrar 60 millones de euros ó 20 millones al precio actual. No vio el potencial y en su descargo sabe que jamás hubiera esperado tanto.
Iván ha llegado a tener una decena de pequeños aparatos minando en casa; pero se fueron quemando con el uso y hoy solo le queda un móvil, un teléfono descatalogado del que saca un dólar a la semana y que solo lo tiene a la vista por si le da por explotar "está bajo el microondas en la cocina. Donde no molesta". En su día le metió el programa indicado para minar, lo puso a funcionar y así lleva 6 años. Nunca mina por su cuenta. Su pequeño aparato se suma a otros muchos alrededor del mundo con un único objetivo generar un bloque, el equivalente a una hoja de cálculo donde queda claro que todas las operaciones que hay en su interior son válidas. Algo que solo los genios pueden hacer sin ayuda: " es más fácil que te toque la lotería a generar un bloque. Si no generas un bloque olvídate. Vas a estar meses gastando luz. No compensa minar solo".
Por supuesto no conoce a sus compañeros. Solo aporta su pequeña máquina, porque quien mina, quien empuña el pico y la pala, quien hace complejas ecuaciones para lograr recompensas son las máquinas. Los mineros solo introducen el programa, las enchufan a la luz y... pagan la factura.
Una granja en Paraguay
"Yo soy minero desde abril de este año. Soy un inversor tradicional. Soy también una persona normal, trabajador por cuenta ajena con una familia normal y corriente; con unos ingresos normales y corrientes" y con parte de una granja de minería en Paraguay. Javier tiene 36 años y una nave con cacharros -como él los llama-, cuatro de esas máquinas que se dedican a minar, a crear criptomoneda son suyas. Le han costado unos 40.000 el euros -y las ha comprado baratas porque el mercado vive un momento bastante malo-. Esas máquinas -que jamás ganarían un concurso de diseño- solo sirven para minar Bitcoin, un mundo que tiene un lenguaje complejo y propio y que Javi apenas conoce "no hace falta tener conocimientos profundos, ni ser programador. De hecho lo que yo he visto ha sido Youtube y muchas redes sociales. Al final lo que tienes es una interfaz superbásica. Ves tu monedero y lo puedes derivar. Es algo superbásico. Hay una parte de la sociedad que lo ve como de otro planeta, pero en el fondo es una tontería".
En España ya no se puede minar
Millones de máquinas trabajan en este instante, día y noche, para crear criptomonedas. En realidad validan transacciones. Es como si el Banco de España te enviara dinero por prestarle tu ordenador. Nada más. Los mineros solo poseen esas máquinas y las ponen a trabajar con una programación específica. Ya está. Sin olvidar otro cometido: pagar el recibo de la luz: "aquí en España como tenemos unos costes energéticos tan elevados no se puede minar. Los cacharros de minería son una especie de ordenadores que solo valen para eso, pero consumen mucha electricidad". Por eso Javi llevó sus máquinas a 9.000 km de distancia, a Paraguay, uno de los países con la electricidad más barata del mundo. Cada día esos "cacharrillos" le generan en torno a 34 dólares; aunque en realidad no saca nada. Todo lo guarda "a lo mineros no nos importa que suba o baje el Bitcoin. A quien le importa es a quien compra esta moneda para venderla después. Un minero de verdad solo se dedica a acumular y acumular hasta que llegue a nuevos máximos". Están convencidos que las criptomonedas tienen ciclos y ahora atraviesan una especie de desierto.
Calor y ruido
Juanjo convive con su equipo de minería como la mayoría: "está en un dormitorio cerrado con una puerta y el ruido es como un ventilador grande. Te olvidas. Eso lo dejas trabajando consumiendo luz, como si dejaras encendido el ordenador y ya está. Eso te va generando de manera constante". Su única misión una vez instalado y funcionando es quitar el polvo al equipo de vez en cuando.
Juanjo ronda los 30 años y empezó tan pronto en la minería que no supo valorar los primero 11 bitcoins que consiguió. No sabe dónde están, si los tiró a la basura o perdió directamente el disco duro donde los guardó. Llegaron a valer 700.000 dólares. Todos perdidos. Y es que tenía 17 años, aquellos bitcoins entonces valían apenas 10 euros, y había pagado una factura de luz de 30 euros. No compensaba. En realidad, ésa es la única cuenta que debe hacer un minero. Más tarde a Juanjo esas cuentas le fueron saliendo mejor: "a mí me llegó a dar 90 o 100 euros diarios. Para montarlo hay muchos tutoriales. Una vez montado no tienes que hacer nada más. Solo genera calor y ruido". De hecho hecho buena parte del ruido la producen los ventiladores que buscan rebajar ese calor.
Un 2022 catastrófico para los mineros
Enfermero de profesión y minero por vocación, Juanjo advierte de que este 2022 está siendo catastrófico para los mineros, él sortea el recibo de la luz con paneles solares y encendiendo sus ordenadores solo de día. Muchos otros han decidido vender sus equipos... Estamos hablando de algo que está ocurriendo a nivel mundial. China, vende ahora por palés uno de los objetos más codiciados para los mineros hace solo unos años: las tarjetas gráficas.
Mathías mina casi por romanticismo: "minar ahora mismo en España no es negocio como no es negocio casi nada porque hasta las heladerías están cerrando debido a los precios de la electricidad. Si te apetece la magia de cómo minar una criptomoneda lo haces como un hobby".
Toñi Fernández
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