El arte de embalsamar cadáveres
Asistimos a una clase de especialización en tanatopraxia
El arte de embalsamar un cadáver
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Valencia / Madrid
Alguien tiene que hacerlo. Nos preguntábamos qué es lo que lleva a una persona a querer dedicarse a un arte casi tan antiguo como la misma muerte. A preparar a los difuntos para que sus familiares le den el último adiós. Para nuestra sorpresa solo una, de los 20 alumnos del Instituto Español Funerario que asistían a esta práctica, reconoció que era una forma de encontrar trabajo en un sector en el que los pacientes (como ellos les llaman) nunca van a faltar. El resto, muy jóvenes, no dudaban en asegurar que es vocacional. Para ejercer necesitarán práctica, conocimiento pero ningún título ni certificado.
La experiencia es dura. Muy dura. Alba, la psicóloga que les da las pautas para gestionar sus emociones, nos dice que es necesario ser empático pero no demasiado. El equilibrio, el deseado equilibrio, que se tambaleó cuando entramos en la nevera y vimos los dos cuerpos desnudos sobre camillas de acero. Al rato, sin embargo, ya nos habíamos acostumbrado hasta a los olores. “La extrañeza que nos produce un cuerpo sin vida se disipa a medida que lo vamos cosificando” Juanjo Millás, con más frío que aprensión, no se pierde ninguna de las explicaciones que Luis, el profesor, nos va dando mientras con pericia aflora arterias, introduce cánulas, drena líquidos, saca coágulos y mediante un masaje de las alumnas expande la mezcla de embalsamar por todo el sistema venoso.
A veces se hace difícil mantener la mirada, cuando saca la sangre de los órganos o tapona con algodón los orificios de la nariz y la boca. Pero, de repente, la señora llena de livideces del principio ha cambiado su apariencia a otra más natural, con buen color, como si estuviera dormida, que es lo mejor que se le puede decir a un tanatopractor. Con este tratamiento, obligatorio si hay que trasladarlo a otra provincia o país, el cuerpo se mantiene hasta 15 días en buenas condiciones. Ya solo queda un toque tanatoestético, lavar, vestir, maquillar y enferetrar. Enferetrar ¡qué verbo! Un minuto de silencio cuando el trabajo está terminado y a acondicionar el siguiente cadáver.
Paqui Ramos
Casi siempre en la radio. Siempre en la SER. Trabajando con Javier del Pino y yendo a sitios con Juanjo...