Álex de la Iglesia: "Dirigir actores es como hacer una paella, la mueves para que el jugo vaya de un lado a otro"

Madrid

En 'Alien, el octavo pasajero', un bicho terrible se colaba en una nave espacial y lo reventaba todo. Bueno, pues la última película de Álex de la Iglesia, 'El cuarto pasajero', es lo mismo pero en vez de ser una nave es un coche de cuatro ocupantes en un viaje de 'BlaBlaCar' y en vez de ser un bicho es algo peor: Ernesto Alterio desatado. ¿Qué puede salir mal? Básicamente todo. Porque el conductor, Julián (interpretado por Alberto San Juan), es un tipo que vive una vida que no quiere y que no se atreve a hacer lo único que le apetece hacer, que es decirle a Lorena (Blanca Suárez) que está enamorado de ella y cree que en ese viaje va a poder hacerlo. Está decidido a hacerlo. Hasta que se suben Alterio y Rubén Cortada, dos ocupantes inesperadados.

La película llega este viernes a los cines y hoy Álex de la Iglesia ha estado con Aimar Bretos en Hora 25 hablando de este proyecto y del cine en general. Todo eso mezclado con comparaciones culinarias. "A la hora de trabajar con Alterio y San Juan disfrutas, puedes soltarles y manejarles como si fueran una paella. Cuando coges la paellera y la mueves para que el juguillo vaya de un lado a otro, eso hago yo con los actores", dice el director vasco. "Es necesario disfrutar rodando y en esta he disfrutado mucho con los actores. Es inevitable, a pesar de que hemos sufrido mucho, pero no te puedo decir que haya sido un infierno".

¿Qué hay más en un rodaje, disfrute o sufrimiento? "Normalmente hay mitad y mitad, es cuando la cosa tiene jugo, no puedes evitar calentar la olla para que las cosas estén en su jugo y estén ricas y al mismo tiempo tienes que tener cuidado de que no se quemen. Esa práctica de cocinero es algo que hay que imprimir en una película para que las cosas salgan bien", responde De la Iglesia, que vuelve a la sala con esta disparatada comedia romántica tan solo unos meses después de haber estrenado el terror puro y duro de 'Veneciafrenia'.

Una metáfora gastronómica más, por si quedaban dudas, cuando habla sobre el sello 'De la Iglesia' en sus películas: "Me paso con el picante, las hago demasiado, me gusta lo torrado, lo quemado, la grasa". El director reconoce que hace el cine que quiere y el que puede. "Hago el cine que está a mi alcance, el que me permiten mis productores o el que me permite la última película que he hecho", dice, para después describir cómo mezcla diferentes géneros en un mismo filme: "Cuando haces una comedia, lo que me gusta es que exista una situación cómica en la que todos están sufriendo".

Esta última es comedia, la anterior, terror, pero, si por él fuera, se metería en el mundo cómic, que le apasiona desde niño. "Me gustaría hacer una película épica. No sé cómo saldrían parados los superhéroes en una película de Marvel dirigida por mí".

Dice De la Iglesia que el proceso de hacer una película "siempre es traumático", por toda la carrera de obstáculos que hay detrás. Por eso sostiene que en un rodaje es constante la necesidad de "adaptarte a una situación extrema".

Álex De la Iglesia tiene un estilo propio, delante y detrás de la cámara. "El talento de un director de cine es la capacidad para llevar a cabo lo máximo que tenía en la cabeza, nunca todo porque todo es imposible", afirma. "El instinto y el talento para dirigir depende de la pasión que guardas dentro de tu cabeza y eso es lo que vas perdiendo con la edad, la pasión, entonces tienes que saber cómo administrarla porque es un tesoro riquísimo, que es lo que hace que una película sea buena, que estés intensamente emocionado con lo que estás haciendo, vehementemente emocionado, y si lo haces, échate amigos jóvenes que te recuerden aquello".

Es esa experiencia la que te hace evolucionar y tomarte las cosas (los problemas, vamos) de otra manera. "No aprendes a hacerlo mejor, aprendes a recibir menos golpes con la edad, esquivas mejor". Y es ahí, cuando todo parece que se viene abajo, cuando mejor se lo pasa Álex de la Iglesia: "Cuando se acumulan todos los problemas es cuando más disfruto porque es cuando más director soy".