"Si Tamara Falcó rezara menos y leyera a Simone de Beauvoir encontraría las respuestas": ¿Por qué nos gustan las series de pijos?

Madrid

"Dicho de una persona que en su vestuario, modales, lenguaje, etc., manifiesta afectadamente gustos propios de una clase social adinerada". Así define la RAE la palabra pijo. Y los pijos han sido el tema de La Ventana de la Tele de este martes. Los pijos de la ficción, con sus casas perfectas y luminosas, sus tramas sentimentales, sus colegios de élite, sus infidelidades, sus problemas del primer mundo... Para hablar del ecosistema real que luego se traslada a la pantalla, se ha pasado por La Ventana Marc Giró, autor de los libros 'Guía práctica sobre los Pijos. Quiénes son, qué hacen y como encontrarlos' y de 'Encara Més Pijos'.

"Queremos estar tan bien como ellos"

"Nos atraen los pijos porque queremos estar tan bien como ellos", afirma Marc. Nadie quiere ser pobre, aclara, y los pijos son ricos. "Respirar y relajarse es de pijos, los pobres no tenemos tiempo", expone. La gente de a pie quiere tener esa serie de "privilegios" y por eso sueñan con tener sus vidas.

Marc opina que ser pijo va ligado a los privilegios de cada uno y que nadie se reconoce como tal. "La tele no refleja bien este universo, ningún pijo trabaja", critica Marc. Los guionistas son personas de clase media que no conocen realmente la vida de la gente de clase alta.

"Si Tamara Falcó leyese a Simone de Beauvoir, rezaría menos"

Marc expone que hay muchos pijos, como Tamara Falcó, que se hacen preguntas existenciales y encuentran solución en la ultra religión. "Si Tamara rezara menos y leyera a Simone de Beauvoir, ya habría encontrado las respuestas", concluye. "La solución para lo de Íñigo Onieva es el poliamor", afirma.