Brasil: un voto contra el odio

Madrid

Hay una parte de la sociedad brasileña que vive horas de angustia. No tanto por el resultado de las elecciones del domingo, sino por lo que vaya a ocurrir el día después. El paso de Jair Bolsonaro por la presidencia ha dejado un país muy polarizado y con una tensión política y social al alza a medida que nos acercamos a la cita con las urnas y eso hace temer a muchos un estallido de la violencia si el candidato ultraconservador no acepta los resultados.

"Yo descartaba lo del Capitolio en Brasil, pero ya hay "capitolios" todos los días en las calles. Los grupos neonazis en los últimos cuatro años se han duplicado y esas células se están preparando", asegura María Dantas, la única brasileña que ocupa un escaño en la historia del Congreso de los Diputados. La liberación de armas decretada por Bolsonaro ha hecho que se multiplique por cinco el número de afiliados a clubes de tiro en Brasil.

Un componente inquietante que destaca dentro de una campaña en la que Bolsonaro se ha esforzado en criminalizar a su rival. Ha acentuado sus ataques contra Lula al que sigue llamando "ladrón" a pesar de la anulación de las condenas contra el expresidente y sus aliados entre los evangélicos advierten a sus fieles que Bolsonaro "no puede combatir al demonio" por sí solo.

A tres días de la votación, los sondeos otorgan a Lula una ventaja de seis puntos, pero el problema para el candidato del Partido de los Trabajadores será gobernar con una cámara dominada por el bolsonarismo. Un parlamento que la periodista brasileña Eliane Brum ha definido como "villanocracia" por la cantidad de políticos que han conseguido escaño en la primera vuelta a pesar de haber gestionado en contra del interés público."

"Lula tendrá un escenario político muy diferente al de su anterior presidencia. Con mucho más rechazo a la izquierda", advierte Mauricio Santoro, profesor de ciencias políticas y relaciones internacionales en la Universidad de Río. "Tenemos sí o sí quitar el odio y este discurso del poder. Será muy difícil, algunos sociólogos dicen que tendremos 20 años para humanizar un poco Brasil después del bolsonarismo"