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Sociedad

Bolsonaro vs Lula: dos modelos opuestos para coser a un país polarizado

Un exmilitar y un exsindicalista se juegan este domingo el liderazgo del país más grande de Latinoamérica, profundamente empobrecido después de la pandemia. Los candidatos a la presidencia de Brasil proponen programas electorales antagónicos.

Bolsonaro vs Lula: dos modelos opuestos para coser a un país polarizado

Madrid

Cuando en 2018 Bolsonaro llegó a la presidencia de Brasil, un 10% de la población vivía bajo el umbral de la pobreza. Hoy esa cifra es tres veces mayor. En ese contexto de escasez y profundas desigualdades, 156 millones de brasileños están llamados este domingo a las urnas, para elegir entre dos candidatos que se parecen mas bien poco.

Jair Bolsonaro, un exmilitar de extrema derecha dispuesto a meterse en todos los charcos

Le llaman el 'Donald Trump del Trópico', y el apelativo no es casual. Al igual que el expresidente de Estados Unidos, el candidato ultraconservador intenta reeditar su segundo mandato con 67 años, y un sinfín de polémicas a sus espaldas.

La carrera política de Jair Bolsonaro no se entiende sin su paso por el ejército, al que llegó con 16 años en plena dictadura. Durante su mandato ha flexibilizado la venta de armas y ha rebajado las penas a los policías y militares que se exceden en el uso de la fuerza en sus actuaciones.

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Si algo ha marcado los dos últimos años de su mandato eso ha sido la pandemia. Negacionista, antivacunas y contrario a los confinamientos, llegó a calificar el covid como una "gripeciña". El virus llegó a matar a 680.000 brasileños, pero él alentó a sus propios ciudadanos a no ponerse la mascarilla y salir a hacer vida normal en los peores momentos de contagio, alegando que "no podían ser un país de maricas".

El candidato del Partido Liberal deja claro con sus medidas y, sobre todo con sus palabras, su visión ultraconservadora del mundo. Abiertamente machista, su programa electoral reduce hasta en un 90% las políticas contra la violencia machista, en un país en el que 7 mujeres son asesinadas diariamente por sus parejas o ex parejas. Es, además, un firme opositor al aborto y a equiparar derechos del colectivo LGTBI+. En una entrevista llegó a decir que "preferiría tener un hijo muerto antes que homosexual".

Otra de sus grandes batallas es contra la conservación del medio ambiente. Bolsonaro niega el cambio climático y rechaza todo lo pactado en el Acuerdo del clima de París. Durante su mandato, el Amazonas ha sufrido una devastación sin precedentes. Los continuos incendios y la deforestación han mermado la selva de la que depende buena parte de la salud ambiental del planeta, aunque el mandatario niega que los más de 6 millones de kilómetros cuadrados de terreno sean Patrimonio de la Humanidad". Este mismo año ha aprobado la construcción de una carretera que cruza de norte a sur una de las zonas más protegidas de la selva, y alienta a los agricultores y mineros a explotar la tierra.

Lula Da Silva o la promesa de la nostalgia

El principal aval que tiene el ex presidente Lula Da Silva, de 77 años, es su legado. Su mandato, entre 2003 Y 2011, estuvo marcado por la expansión económica. Durante esas dos legislaturas, el país se modernizó y se situó como una de las grandes potencias del continente. Lula, que fue sindicalista antes de empezar a dedicarse a la política a finales de los 80, propone una alternativa radical a la del actual presidente, con una clara base económica y social que repare los daños que han supuesto los últimos años de pandemia. Su programa plantea subir el salario mínimo, ampliar los programas de asistencia social y contra el hambre, y más inversiones en los sistemas de salud públicos.

El candidato del Partido de los Trabajadores habla, además, de proteger a las minorías. Quiere asegurar la continuidad de las cuotas raciales en la educación superior o defender a los pueblos indígenas. Propone también aplicar programas para frenar la violencia machista, y otros destinados a la población negra y LGTBI. En el caso del Amazonas, el izquierdista pone el foco en el desarrollo sostenible. Asegura que es "imperativo" poner fin a la desforestación, como hizo en su anterior gobierno.

El gran lastre de Lula es la sombra de la corrupción. Los últimos años de su mandato estuvieron marcados por numerosos casos dentro de su propio partido. Él mismo entró en prisión acusado de corrupción por supuestos sobornos a políticos y empresarios de Petrobras, la mayor empresa petrolera del país. Pasó 580 días en la cárcel, hasta que fue absuelto de todos los cargos en el año 2019.

Los sondeos otorgan a Lula una ventaja de seis puntos, pero su problema será gobernar con una cámara dominada por el bolsonarismo. El actual mandatario ha cuestionado y criticado la seguridad del sistema de votación, a pesar de la falta de evidencias de que exista un problema en el mismo. Sin embargo, sus ataques han tenido efecto, gran parte del electorado de Brasil ha perdido la fe en la transparencia de los comicios.

Sonia Palomino

Redactora en los servicios informativos del fin...