La naviera Maersk producirá en España metanol verde para descarbonizar su flota

Producir metanol verde para alimentar a su propia flota de buques y así avanzar en la descarbonización del transporte marítimo. Ese es el objetivo con el que Maersk, la mayor compañía naviera del mundo, desembarcará en España a partir del próximo año. En línea con los objetivos del ‘Fit for 55’ -propuesta impulsada por la Comisión Europea que busca reducir un 55% las emisiones de dióxido de carbono antes de 2030-, que establecen que el sector marítimo debe reducir anualmente un 4,2% de sus emisiones para lograr la descarbonización total en 2050, Maersk quiere descarbonizar sus operaciones antes del 2040. Para ello, además de encargar la construcción de diecinueve buques con motores adaptados a un nuevo combustible más ecológico que el gasóleo que actualmente consumen, va a empezar a producir ese combustible: utilizará metanol verde, combustible que se origina a partir del hidrógeno verde a través de un proceso de electrólisis y que, por ahora, parece la alternativa más seria a los actuales gasóleos.

Para hacerlo, la compañía ha identificado varios emplazamientos –cinco o seis en todo el mundo, pero de los que de momento solo se ha hecho público Egipto- donde poder establecer todo el proceso productivo de este nuevo combustible -que incluye la producción de renovables, de hidrógeno verde y, en último término, de metanol verde- y dos de ellos estarán en España, en Andalucía y Galicia, concretamente, según fuentes del Ejecutivo. Una decisión que –dicen estas mismas fuentes- situará a España en una posición muy importante en unas rutas de navegación marítimas, que se rediseñarán en los próximos años -aseguran- entorno a los grandes 'hubs' de producción de combustibles descarbonizados.

2 millones de toneladas de metanol verde en 2030

El objetivo es que en 2030 en España se produzcan 2 millones de toneladas de metanol verde –y para ello se han establecido tres fases: entre 2023-2025 la producción tiene que alcanzar las 200.000 toneladas, que se ampliarán a un millón en 2027, y entre 2027 y 2030 se incrementará hasta los 2 millones. Para ello, según las estimaciones de estas mismas fuentes, la compañía -junto a los inversores que la apoyen en este proyecto- tendrá que hacer una inversión de 10.000 millones de euros. Además, en materia de empleo supondrá la creación -explican- de entre 4.500 y 5.000 empleos directos constantes y otros 35.000 durante la fase de construcción, además de unos 40.000 empleos indirectos.

Se trata, aseguran estas mismas fuentes, de un “proyecto de país” que el Gobierno ha promovido y que apoyará, en primera instancia, facilitando los procesos necesarios para su puesta en marcha -planificación estratégica, concesión de licencias, acceso a la red, construcción de tuberías...- y, presumiblemente aportando financiación procedente del Fondo de Recuperación, o incluso entrando en el accionariado de la empresa, como inversor. Detalles que aún quedan por definir –explican- porque, aunque la viabilidad de la operación está garantizada todavía no se ha iniciado el diseño del modelo financiero ni tampoco los detalles del proyecto de ingeniería que, eso sí, estaría listo para entrar en funcionamiento en la segunda mitad del año 2023.