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13ª jornada

Estadio de Vallecas

Rayo

-

Real Madrid

 

El Real Madrid no es imbatible en Vallecas

En un partido tremendamente disputado, los de Ancelotti pierden el liderato tras caer ante el Rayo Vallecano (3-2)

Álvaro García y los jugadores del Rayo celebran un gol ante el Real Madrid. / Soccrates Images

Vallecas es un barrio que funciona a contracorriente a lo establecido. Si el Real Madrid gobierna en el resto del mundo con puño de hierro, en el humilde barrio madrileño no es así. El Rayo Vallecano, en un partido tremendo, gana a los de Ancelotti (3-2), provocando la pérdida del liderato y de su imbatibilidad liguera antes del parón por el Mundial de Catar. El resumen del partido lo tienes en Astv.

El Real Madrid pierde el liderato

Un Rayo Vallecano-Real Madrid siempre es atractivo. No es el derbi madrileño por excelencia, pero tampoco deja a nadie indiferente ese choque entre el equipo de barrio y el gigante europeo. Aunque, visto el inicio de partido, los indiferentes eran los de Carlo Ancelotti. El Rayo salió a morder, consciente de ese enfrentamiento de dos mundos contrapuestos. Tras una jugada tan veloz como indica el nombre del club y como pide Iraola, Santi Comesaña apareció solo en la frontal para poner el 1-0 antes del minuto 5. Pudo ser peor, ya que Courtois salvó a los suyos del segundo poco después. Vale que el autobús no entra en el Estadio de Vallecas, pero el Real Madrid, futbolísticamente, no había bajado de su vehículo.

Poco a poco, a un ritmo parsimonioso, los visitantes hicieron acto de presencia. Sin romper a sudar y sin merecerlo, con un juego gris, se toparon con un penalti. En una de las pocas jugadas dignas del nivel de los alineados por Ancelotti, Marco Asensio recibió en el área. Fran García, omnipresente en la izquierda, pecó de hiperactivo en su marcaje al balear, zancadilleándole. Tras los ya habituales segundos de zozobra del VAR, Martínez Munuera concedió la pena máxima y Modric lo ejecutó. No paró ahí ese ritmo lento e hipnótico de los madridistas, ya que Militao cinco minutos después emuló a Cristiano Ronaldo para rematar un córner, anotando tras un salto antológico.

El golpe doble del Real Madrid antes del descanso era demasiado para el Rayo. Por menos habían caído transatlánticos europeos. Pese a ello, Vallecas no se rige por las normas de las grandes plazas de Champions League. En una de esas jugadas enmarañadas en las que siempre sale cara para los visitantes, el balón acabó cerca de Álvaro García. Estaba botando, no era fácil engancharla, pero era lo que tocaba hacer para no perder la ventaja. Golpeando con el alma al primer palo, el barrio estalló. No habían caído a la lona tras el gancho, sino que se lo habían devuelto a los reyes de Europa. Antes del descanso, el gol psicológico era rayista, dejando empatado un partido demasiado loco como para estar igualado.

Por desgracia para los locales, el susto le duró poco al Real Madrid. La segunda parte empezó mucho más igualada que la primera, con un ritmo digno de lo que se espera de un partido de fútbol en 2022. Aun así, hubo un susto que pudo cambiar todo: Dani Carvajal se hizo daño, quedando tendido en el suelo. Notó algo raro, provocando que media España aguantase la respiración. Por suerte, el lateral volvió al campo y parece que estará en Catar. Visto que no era nada, el Rayo rompió la momentánea tregua para asustar a sus rivales por medio de un remate de Álvaro García que sacó Courtois con la yema de los dedos. Martínez Munuera no lo vio, Iraola sí. El vasco reclamó el córner, protestando airadamente. Sería lo último que haría en el partido, ya que acabó expulsado. Vallecas era un polvorín y esta era la chispa que encendía todo.

Lejos de amilanarse los de la franja, se vinieron arriba. En una contra muy rápida. Álvaro García se quedó solo contra Carvajal. Al igual que en su gol, el balón venía llovido, botando. Esta vez no fue su habilidad la que acercó a los suyos al gol, sino la contundencia del lateral español. Entró rápido, descuidado, dándole al esférico con la mano. Penalti claro, pero lo volvió a señalar el VAR. Trejo falló el penalti ante un inmenso Courtois, pero la fortuna se alió con el Rayo. Carvajal había entrado antes de tiempo en el área y tocaba repetirlo. Esta vez sí, evitando la estirada del espigado meta belga, puso el 3-2 en el marcador. El Real Madrid se repuso del 2-2; estaba por ver como solventaba el golpe del 3-2 con algo más de 20 minutos por delante. Estaban recibiendo de su propia medicina.

Lo sufrieron PSG, Chelsea y Manchester City en el Bernabéu, pero verlo en el Real Madrid es algo que roza lo mitológico. Estaban perdidos en el campo, aún en estado de shock. Pasa en las mejores casas, pero no en la de los merengues. Solo Marco Asensio parecía estar despierto, consciente de los puntos que se estaban perdiendo. No por nada se dice que el fútbol es cruel: estaba volviendo a ser el que fue, pero sin nadie para apreciarlo. Al menos, Ancelotti sí que pareció apreciarlo, bajándole al interior y metiendo a Mariano para sumar rematadores. Pese a ello, nada parecía funcionar. Los de Chamartín, en Vallecas, estaban pasando por todas las fases de la tortura que aplican a sus rivales en Europa.

Fueron pasando los minutos, dejando ir el eterno tiempo de descuento, hasta que terminó sellándose el peor de los resultados para el Real Madrid. Toda la altanería y chulería castiza de los merengues tras consumarse su cruce con el Liverpool en octavos de Champions se había quedado en nada, irónicamente, en un barrio de Madrid. Este 3-2 era uno de los mejores partidos de esta primera parte de la campaña, pero también era un duro golpe a la moral madridista. Habían perdido la imbatibilidad liguera y, salvo milagro, el liderato antes de Catar. Y, quizás, lo peor de todo, es que el Rayo de Iraola los había hecho sentir mortales. Vallecas, un día más, va a contracorriente del mundo.

 
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