Por qué cenar tan tarde como en España puede convertirse en un problema de salud
Los expertos opinan sobre la importancia de planificar el horario de nuestras comidas
Madrid
Hace unos días cambiamos la hora y eso ha alterado, por ejemplo, la luz de nuestros desayunos. Pero la relación entre el tiempo y la comida es bastante más importante y profunda de lo que parece, sobre todo en un país en el que se cena tan tarde.
Y es que la fama que tenemos los españoles de comer a horas intempestivas es más que un simple estereotipo. Marta Junqué, coordinadora de la Barcelona TimeUse Initiative, la asociación que promueve las políticas del tiempo a nivel internacional, asegura que "España es de los países del mundo que come y cena más tarde". Además, advierte de que estos horarios que tiene la mayoría de la población "no son nada saludables".
Por qué cenar tan tarde como en España puede convertirse en un problema de salud
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Ajustarse a ciertos horarios para comer es lo que en el mundo de la nutrición se conoce como "cronodieta". Lo explica Violeta Ramírez Arroyo, médico de familia, nutricionista y coordinadora del Grupo de trabajo de Nutrición y Alimentación de semFYC: "La ingesta de alimentos en función de la hora determina la manera en que los metabolizamos y también influye en la prevención de muchas enfermedades". Además, hay alimentos que es preferible consumir por las mañanas "porque contienen triptófano", que nos proporciona energía, y otros que es aconsejable ingerir por la tardes "porque nos calman, como aquellos que tienen serotonina".
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Pero, ¿por qué es insano comer, por ejemplo, a las cuatro de la tarde y cenar a las diez? "Tenemos un reloj central que está en el cerebro, y en los órganos hay unos relojes periféricos; entonces cuando vamos haciendo disrupciones en los horarios con el modo de vida estresante que tenemos, y con los alimentos, provocamos una disrupción entre ese reloj central y los periféricos y, entonces, aumenta la inflamación crónica de bajo nivel", cuenta Ramírez. Esto puede hacer que alguien tenga "más riesgo de desarrollar cierto tipo de problemas relacionados con el metabolismo y la nutrición".
Entonces, ¿hay una hora ideal para comer? Ángela Quintas, autora del libro Por qué me duele la tripa, nos da la respuesta: "Lo importante sería que no pasaran más de tres o cuatro horas entre una ingesta y otra. Si, por ejemplo, comemos a las dos, lo ideal sería que hiciéramos la merienda como a las cuatro y media o cinco, y que luego hiciéramos una cena que no se fuese más allá de las ocho o las nueve".
En este sentido, suprimir el cambio de hora estacional, como planea hacer la Comisión Europea, podría tener efectos positivos en nuestra salud: "Puede ser beneficioso sobre todo si nos quedamos en el horario que haya más Sol por la mañana y anochezca más pronto por la tarde", comenta Junqué. "Esto generaría que estuviésemos más alineados con la luz solar: que comiéramos cuando la luz solar está más alta y que cenáramos cuando la luz se va. Si hacemos esto podremos tener dos horas para descansar nuestro estómago después de haber comido y antes de irnos a la cama".
No obstante, más importante que cuándo comemos es qué comemos, recuerda Violeta Ramírez: "Muchas veces nos obsesionamos con las horas, pero si vamos a comer todo el rato ultraprocesados o productos que no sean de calidad, quizá no deberíamos pensar tanto en la hora ,sino más bien en lo que estamos comiendo".
De todas formas, parece que en los restaurantes los españoles nos portamos mucho mejor que en el día a día. O al menos eso cree Francis Paniego, chef del restaurante El Portal del Echaurren: "En apenas cuatro años hemos adelantado una hora el horario de apertura del restaurante para la cena y casi una hora y cuarto o una hora y cuarenta y cinco para la comida." En este sentido, Paniego nota "una mejora tremenda por parte del cliente, que entiende que a un restaurante no se puede ir a determinadas horas como ocurría antes".
Al final parece que nuestros hábitos no son tan malos. De hecho, según Violeta Ramírez, la dieta mediterránea no tiene nada que envidiar al modelo europeo: "La dieta mediterránea no es solo lo que comemos, sino también comer en familia, tranquilamente, sin nada de pantallas ni ultraprocesados".
Las típicas sobremesas españolas que se alargan durante horas podrían ser un buen ejemplo a seguir. Pero, sin pasarse, claro, no todos los días. En resumen: comer más pronto, sí, pero también comer mejor y, sobre todo, sin prisas y con buena compañía.
Adriana Calvo Solís
Graduada en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia. Especializada en Teoría y Crítica de...