Hora 25
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'Hora 25' desde las urgencias de un centro de salud en Madrid: "No sé qué voy a hacer si llega una emergencia y no hay médico. Estoy muy agobiada"

Aimar Bretos y un equipo de 'Hora 25' se desplazan hasta las urgencias extrahospitalarias del centro de salud de Torrelaguna, en el noreste de la Comunidad de Madrid

'Hora 25' desde las urgencias de un centro de salud en Madrid

Madrid

El conflicto sanitario en Madrid se recrudece. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso decidió abrir todos los servicios de urgencias de la atención primaria después de verano -los conocidos como SUAP- sin que hubiera un número suficiente de personal, según denuncian los principales sindicatos médicos. En concreto, la Consejería de Sanidad intentó utilizar a los profesionales asignados a 40 centros para ocupar 80 plazas. Ante esto, los profesionales de las urgencias extrahospitalarias decidieron ir a la huelga indefinida. En las últimas horas, el sindicato mayoritario de la comunidad, Amyts, ha extendido la huelga indefinida a todos los médicos de la atención primaria y pediatras ante el temor de que estos servicios se vean aún más menoscabados.

Este miércoles, además, según los datos que ha cotejado la Cadena SER, hemos sabido que Madrid es la comunidad que menos prioriza el gasto público en la atención primaria. En este contexto, Aimar Bretos y un equipo de 'Hora 25' se han desplazado a las urgencias del centro de salud del municipio de Torrelaguna, en el noreste de la región. Lo primero que se ve, en la puerta, es un cartel bien grande con la siguiente frase: "No hay médico". Este punto de atención continuada asiste a 6.300 personas, a los vecinos de El Atazar, Torremocha del Jarana, Patones y Torrelaguna y reabrió el pasado 27 de septiembre bajo el nuevo modelo de "Centros Sanitarios 24 horas". Desde las cinco de la tarde hasta las ocho de la mañana en este centro hay dos enfermeras y un celador.

Rosa Bárcena, enfermera del centro de salud

Es desesperante y dantesco para la población y para los que nos hemos quedado aquí. A ti te viene una urgencia o una emergencia y en realidad no puedes hacer nada. Ni el médico puede actuar sin la enfermera ni la enfermera sin médico. Hacen falta manos. Aunque seamos dos enfermeras, no se puede poner medicación, no podemos diagnosticar, porque no es nuestra labor, nosotras aplicamos tratamientos que el médico prescribe. Y un médico no puede diagnosticar por Zoom. Tiene que tocar, ver, oler y ver al paciente en vivo, no en una foto o vídeo. Es muy malo para la población, porque estamos muy lejos del hospital más cercano, que está a 45km de aquí.

La mayoría de veces recibimos todo tipo de urgencias. Es verdad que muchas de ellas pueden esperar al día siguiente. Pero las emergencias no pueden esperar. En este centro tenemos que estabilizar al paciente y esperar a que venga la UVI para que le traten. Infartos, edemas, accidentes cerebro-basculares, ataques epilépticos, fracturas, son algunas de las emergencias que hemos recibido últimamente.

Mañana, que no habrá médico aquí, si viene una emergencia de este tipo no sé que voy a hacer. Intentaré llamar al 061, que también hay problemas muchas veces para contactarlos, y haré lo que buenamente pueda. Trataré de estabilizarlos y esperaré a que venga pronto el recurso móvil. Estoy muy agobiada. Además, muchas UVI móviles vienen solo con enfermeras y sin médicos. Los dos somos necesarios, pero en un pack conjunto. Ninguno hace nada sin el otro. Es muy complicado.

Además, yo soy de aquí y me afectan como paciente y como trabajadora. No te puedes quedar sin un médico en un pueblo que está sin recurso médico avanzado cerca. Es absurdo. Se está diciendo que no hay médicos y no es verdad. Cada año salen 200 médicos especialistas en medicina familiar, lo que pasa es que los maltratan. En estos diez días hay médicos que han estado en tres centros sanitarios diferentes.

Ni siquiera nos han puesto la cámara, ni nos han dicho como va a funcionar, ni qué medico va a estar al otro lado. Si nos va a atender inmediatamente cuando haya una emergencia, no nos han dicho nada.

Vicente Palomo, médico durante 34 años

No concebía en el peor de mis sueños que esto sucedería, no pensaba que se iba a hacer una medida tan improvisada, con todo por el aire, machacando tantos derechos. Siempre ha habido médico cuando había dos médicos rurales titulares rurales y un practicante se cubrían todas las urgencias, los fines de semana, todas, entre dos médicos. Antes de eso yo estaba en un pueblo siempre de guardia. Eso es increíble.

Me he encotrado desde patologías banales, hasta cosas graves o gravísimas, que tiene minutos para actuar, como un shock anafilástico en un alérgico a la lactosa que se podía morir que en cinco minutos le pones la adrenalina o se muere ahogado. Otro shock anafilástico de un paciente mío que le picó una avispa viniendo en moto por carretera y llegó aquí hecho polvo. Infartos también es una cosa de cada día y cada vez hay más porque la población es mayor. Antes se morían, pero ahora les ponen un muellecito y viven más tiempo. Niños ahogados, niños con convulsiones febriles. Nos hemos encontrado de todo. Nos trajeron a una niña que se había ahogada en un piscina, había que reanimarla y no se pudo. Nos han traído un hombre electrocutado con una tubería de hormigón que tocó un cable, nos ha tocado pies catastróficos de un accidente que nos lo trayeron ellos mismos. Nos ha tocado de todo.

Es una barbaridad porque es una medida ineficiente, porque va a masificar más las urgencias hospitalarias y es insolidaria porque hace más daño al que más necesita el servicio de nacional de salud, a los que no tienen dinero para la privada, para los que no tienen para pagarse un taxi, para los que no tiene vehículo, a los ancianos, a la gente con más patológías o las tiene crónicas. Yo estoy seguro de que va a cambiar en breves, antes de un mes, porque vamos a tener la gripe y va a ser la leche. La gripe y el covid. Esto va a agravar más, no va a haber más remedio que cambiar porque es cuestión de tiempo de que haya algún muerto, algún muerto, cualquier día va a pasar. Va a haber un muerto que se podía haber evitado habiendo equipos de guardia

Mariluz, vecina de Torremocha del Jarama

Vivo en Torremocha y nos corresponde el de Torrelaguna. Vinimos el día 30 porque mi marido se había hecho cortes bstantes feos con una sierra. El día anterior no había ni médico, ni enfermera ni celador, estaba cerrado. Ese día yo pensaba que teniamos suerte porque habia enfermera y celadora, pero la enfermera nos comentó que no podían poner anestesia ni darle puntos sin la autorización de un médico. Tuvimos que irnos al Infanta Sofía, a 45 kilometros para allá, esperar en las urgencias, porque un dedo no es algo muy urgente.

En un hospital según entran otros casos nos sentimos culpables de ir a colpasar un servicio de urgencias. Allí le dieron siete puntos y luego tuvimos que regresar a casa. Era un domingo, festivo, víspera de puente, carretera con mucho tráfico, una persona sin coche no sé cómo lo hubiera hecho, porque probablemente no pongan una ambulancia. Dos horas y media para algo que podría solucionarse con médico en 20 minutos.

Cristina, vecina de Torrelaguna que visita con frecuencia el centro

Soy mami de dos peques, ellas tienen recaídas de varias cosas. Mi niña mayor, de 6 años, Alma es propensa a broquilitis. Por suerte, al tener este centro nos ha salvado de muchas porque se quedaba ahogada, le ponían su oxígeno, aerosol y eso nos quitaba de meternos, con un ataque grandísimo de tos, conduciendo con los nervios que eso genera, a 42 kilómetros que es el centro que nos corresponde más cercano. Para mí que lo cierren y para el resto de vecinos de los pueblos colindantes es una faena que lo cierren porque se nos complica mucho la vida.

Sobre qué siente al ver el cartel de no hay médico, Cristina indica: Muchísima rabia. Yo tengo 38 años, desde que tengo consciente, desde 1937 o 39 se abrieron esas urgencias no se habían cerrado nunca. Y en vez de ir evolucionando vamos para atrás. Me da mucha rabia, mucha pena. Los impuestos suben, todo se encarece, pero al final los servicios públicos son mucho peores.

María, médico desplazada

María, médico en La Cabrera que ha sido desplazada a Aluche, Madrid: Ha sido un shock. Estamos trabajando en estado de shock y eso puede ser peligroso para la población. Todos nos enteramos a la vez. 500 trabajadores de la urgencia rural recibimos un mail de madrugada. Cuando me desperté ese día me pregunté ¿qué ha pasado? porque los mensajes desbordaban los móviles. Ese mismo día me enteré que ya no trabajaba en La Cabrera y que lo hacía en Aluche. De la noche a la mañana, literal, dejé de ser médico rural para ser médico urbana.

Los pacientes donde trabajaba están siendo atendidos a medias y con una organización desbordada. La gente está desconcertada. No saben donde tienen que acudir a urgencias. Si algo de bueno tenía trabajar en la rural, era la accesibilidad que tenían a sus médicos y a sus profesionales sanitarios y los han dejado completamente desprotegidos. Es peligroso. Buena parte del shock que tenemos los sanitarios es porque es peligroso y no nos están escuchando. Es un peligro real. Entre los que gestionan hay médicos, como el consejero, pero parece que ha olvidado todos sus conocimientos o ética profesional.

No se puede hacer un diagnóstico por Zoom. No se puede. Me niego por ética profesional. Para hacer un diagnóstico, lo primero que te enseñan en la carrera es, primero preguntar, luego exploración física, diagnostico y tratamiento. Tengo que tocar al paciente y hasta olerle. Si viene un niño llorando con fiebre a la consulta y yo estoy en una pantalla. ¿Cómo le miro los oídos, la garganta, la tripa, le ausculto? Es absurdo.

Mariví Merino, enfermera desplazada

Yo trabajaba en el SAR de Torrelaguna, me cuesta decir PAC. SAR es un servicio de atención rural, es decir, nosostros, médico, enfermera y celador comenzabamos a trabajar cuando los médicos de atención primaria no estaban. En nuestro caso, desde las 15:30 hasta las 8:30 de la mañana, es decir, toda la tarde y toda la noche. Había una continuidad asistencial porque había pacientes que venían por cosas banales como el dolor de un pie, pero también había urgencias reales. Hemos estado así trabajando once años. En todo este tiempo, con una pandemia de por medio, ni un solo día ha faltado un médico y una enfermera. Nunca. Hemos hecho nuestras propias autocoberturas, es decir, si uno estaba malo, nosotros cubríamos a ese compañero. No hemos dado un quebradero de cabeza a nuestras direcciones asistenciales. Si queríamos coger un día de permiso, nos arreglábamos nosotros.

Lo que sucede ahora es dejar desatendida a una población que necesita una atención médica y enfermera. A mí ahora me han mandado a lo que llaman PAC de Coslada, que era un SUAP, un Servicio de Atención Primaria en ciudades, no en rural. He hecho dos guardias esta semana. La primera el 2 de noviembre. Dos días antes fui allí porque me creaba mucha ansiedad pensar que iba a ir a un centro del cual desconocía cómo era la distribución de ese servicio, como por ejemplo donde están las medicinas, si tengo medicinas, si tengo aparatos que sé utilizar bien. Yo no conozco cómo funcionan todos porque cada uno es diferente. Por ejemplo, el monitor que hay ahora en Coslada, que es maravilloso, pero no sé cómo funciona.

Yo voy a la guardia rezando para que no me pase nada. Y no es que me pase a mí, es que estoy poniendo en peligro la seguridad del paciente. Es algo prioritario en todos nosotros. No nos quejamos porque nos han mandado a 50 kilómetros de casa, como es mi caso, no nos quejamos por no saber cual va a ser nuestra retribución económica, que tampoco lo sabemos, no nos quejamos de que nos han desmontado nuestra vida de madrugada un día de repente. De lo que nos quejamos es que, el paciente que te llega a ese centro, no sabes como vas a poder atenderle.

Muchos pacientes alucinan con que no haya médico. Nosotros les recibimos y les tomamos la tensión si es necesario, pero no podemos hacer mucho más que derivarle al hospital. En una guardia que tuve en Coslada, donde me habían desplazado, pero como en mi PAC no había médico, me mandaron a Rivas, pero el problema es que allí tampoco había. Es decir, me mandan a Rivas con otra enfermera y un celador. Mi segunda guardia, de ayer, entré a las 17h y tuvimos un problema porque no había celador asignado y no podíamos entrar al centro. Llamamos a la dirección y nos dieron una clave para abrir un buzón y coger una llave. Allí me encontré con un compañero que han contratado desde ayer hasta el 31 de diciembre para que vaya al PAC de Coslada.

Alba, médico de familia

Estoy especializada en medicina de familia desde hace tres años y llevo en el SAR de Soto del Real dos años y medio hasta el 27 de cotubre que me obligaron a renunciar a mi puesto de trabajo. Los motivos son varios. El primero está completamente en contra de la destrucción de las urgencias rurales. Dejar desprotegida una zona rural es consecuencia muy grave y con mi renuncia lo he dejado claro. Han destruido equipos que funcionan perfectamente y llevaban trabajando desde hace 18 años. Equipos profesionales que trabajaban a la perfección y sin dar problemas. Me he sentido ignorada porque llevamos un mes que esto no iba a ser posible, que faltan recursos humanos para abrir todas las urgencias que querían abrir de golpe, deprisa y corriendo. Intentar solucionar lo que no han solucionado en dos años.

He renunciado también porque me he sentido atropellada. Me avisaron a las 0:03 de la madrugada, 16 horas antes, de que tenía que cambiar mi puesto de trabajo. Estamos acostumbrados a desplazarnos por la geografía, pero yo tengo 16 horas para pensar si me va a compensar mis nuevas condiciones laborales. Antes, en Soto del Real, llevábamos dos años bastante sobrecargados y estábamos asumiendo las urgencias de Tres Cantos y Colmenar. Esto se traduce en que dos médicos atendíamos a una población de 120.000 habitantes. Atendíamos unos 100 o 120 pacientes en una guardia. Estabamos agotados y sobrecargados pero lo conseguíamos porque éramos un equipo perfecto.

Al sitio al que me mandaron cubre casi 200.000 personas, lo que se traduce atender a cerca de 150 personas en 24 horas como médica única. Se me quitan las ganas de ser médica de familia y de trabajar. Yo no he estudiado doce años para hacer mal mi trabajo. Y esto me obliga a hacer mal mi trabajo, con diagnósticos prematuros. Me obliga a no poder mirar a mis pacientes a la cara. Me arriesgo a poderme confundir al calcular un medicamento.

Ahora voy a seguir insistiendo y me voy a la urgencia extrahospitalaria, que soy consciente que es muy necesario porque faltan médicos, asi que esta es mi forma de aportar mi granito de arena.