Estas son las causas por las que los jóvenes españoles son más infelices que sus padres: "Tienen menos calidad de vida que el resto de ciudadanos"

Madrid

Para Al Bano y Romina Power la felicitá era una copa de vino con un bocadillo. Para el cantante estadounidense Pharrell Williams estar happy es sentirse como una habitación sin techo. Un "carnaval" para Celia Cruz, la rotación de il mondo para Jimmy Fontana o chupar "un palo sentado sobre una calabaza", como cantaba Joan Manuel Serrat. Precisamente, aquellas pequeñas cosas son las que marcan las acepciones individuales del término "felicidad".

Este estado de ánimo es tan relativo como común. Pues si bien es cierto que, popularmente, no hay consenso sobre la preferencia entre salud, dinero y amor, la felicidad se manifiesta mediante un sentir común. La Universidad de Castilla-La Mancha ha publicado el tercer Informe de Felicidad y Calidad de Vida de los españoles. En términos generales, Asturias, Extremadura y Castilla-La Mancha tienen un nivel de felicidad superior a la media, mientras que Canarias, la Región de Murcia, Cantabria, País Vasco, Aragón y, especialmente, Galicia, muestran un índice inferior.

El análisis, que recoge unas 2.270 respuestas, contempla distintos factores como el tamaño de la localidad de residencia. Aquellos vecinos de pueblos entre 1.000 y 5.000 habitantes son más felices, incluso, que quienes habitan en grandes ciudades. Frente a las anteriores ediciones, el coronavirus es el condicionante que menos influye en la felicidad, en torno a un 2%. "Hay una bajada generalizada que no ha sido por la covid, esta macroencuesta se hace en mayo y la bajada está ligada a factores económicos", explica Víctor Raúl López, responsable de la investigación.

El trabajo sí influye directamente en los niveles de felicidad. Se ha comprobado que los desempleados son hasta en un 7% menos felices. En cuanto a los sectores y el nivel de satisfacción, los trabajadores de la educación están más encantados con su oficio que en el sector primario, que lastra los sobrecostes de la inflación de oferta. Si bien el dinero ayuda a tener felicidad no es la principal causa. Tampoco el nivel de estudios. La situación familiar es el principal condicionante.

"Angustia" por los jóvenes

En cuanto a los perfiles analizados, Víctor Raúl López apunta que lo que más les ha "angustiado" es que "se repita que los jóvenes entre 20 y 29 años son menos felices y que, encima, este año se haya enconado". Para el teórico la pandemia fue el detonante para una generación marcada por las sucesivas crisis económicas. "Por ejemplo, la educación online no fue un éxito para nada", señala antes de recalcar que "nuestros jóvenes tienen menos calidad de vida que el resto de los ciudadanos".

El propio encargado del estudio ha relatado que, nada más presentar el estudio, uno de sus alumnos se acercó para demostrar su preocupación. "Me dijo que estaba destrozado, su generación está predestinado a vivir peor que sus mayores", recuerda. Por su parte, el filósofo de 'La Ventana', José Carlos Ruiz, señala que los criterios de felicidad de los jóvenes han variado respecto a los padres. Un hecho que también defiende el profesor. "Requieren de imitadores, tienen una mayor parte individual al bienestar social, los jóvenes están en todos los perfiles de peor calidad de vida", culmina