José Manuel García-Margallo: "Soy un romántico de la Transición"
El exministro de Exteriores y actual eurodiputado del PP acaba de publicar 'España en su laberinto', un libro que publica con Fernando Eguidazu
Madrid
Hoy José Manuel García-Margallo no se sienta en Hora 25 para desgranar la actualidad política y social de nuestro país, como suele hacer todos los lunes en 'El Ágora de Hora 25'; la mesa de análisis que comparte con Carmen Calvo y Pablo Iglesias. El exministro de Exteriores viene a hablar de 'España en su laberinto', el libro que acaba de publicar con Fernando Eguidazu: una radiografía sobre la España de la Transición y su camino hacia la actualidad.
José Manuel García-Margallo
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"Soy un romántico de la Transición y del espíritu de reconciliación y entendimiento de la Transición. Que eso fue posible con el bipartidismo es un hecho, pero hubiese sido posible también con el multipartidismo. En España solo hemos sido capaces de superar las crisis cuando ha habido dos partidos en la centralidad política que coinciden, asumen, las verdades madre de la Constitución. Que son capaces de dialogar y alternarse sin que crujan las cuadernas del Estado", explica el eurodiputado del PP.
Margallo recuerda los primeros compases de la Transición y sus conversaciones con Pio Cabanillas. "Me dijo una frase que se me quedó grabada: "Mi único error en política fue cree que a Franco le importaba más España que a mí" y conseguimos la reconciliación nacional. Creo que el momento más emocionante de mi vida fue cuando Adolfo Suárez se levantó y dio la bienvenida a Dolores Ibárruri, líder del PCE entonces", dice García-Margallo. El exministro asegura que ahora hay voces que pretenden "desnaturalizar" ese espíritu de la Transición y que "cuando nos hemos empeñado en no entendernos ha salido todo mal".
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El político reconoce en el libro que durante el mandato de Mariano Rajoy "se materializaron alguno de los grandes problemas" que tuvo España y que "no acertaron" a solucionarlos. "Creo que el problema de España arranca en 2003. Con el acuerdo de Tinell. Ahí Zapatero acuerda con ICV y ERC que van a establecer un estatuto que rozó el asunto constitucional y además se comprometió a no hablar nunca de nada ni en Cataluña con el Partido Popular", asegura Margallo.
Algunos detalles del libro profundizan sobre la crisis catalana. Margallo escribe que la respuesta del Gobierno de Rajoy fue más "jurídica" que "política" y trae a colación las palabras que pronunció en un foro de Europa Press en el que aseguró que "la judicialización" del problema iba a llevar a "un callejón cuya salida no conocíamos". El exministro señala que "la vía judicial" en este caso tiene malos precedentes y además tiene "otros tiempos" diferentes a los de la política. "Creo que calificar lo que pasó en Cataluña como de desórdenes públicos, como si fuera la salida del Bernabéu. Esto es una cosa que la gente dice "es una broma", añade.
El exministro de Exteriores utiliza una anécdota para resumir su paso por el ministerio. Después de que José Luis Rodríguez Zapatero se quedara sentado al paso de la bandera de EE.UU y que retirara las tropas españolas de Irak sin previo aviso, Margallo recuerda que Hillary Clinton le aseguró que iban a trasladar Rota y Morón a Marruecos. ¿Cómo se solucionó? "Le dije al rey Juan Carlos que iba a tener problemas y que necesitaba que me mandara un recado. El rey me mandó un mensaje y le comenté a Clinton que tenía un mensaje de su principal admirador en España. Le enseñé el mensaje del rey y la cosa se distendió mucho. Además, le dije que ella y yo habíamos empezado a hacer política juntos", comenta García-Margallo. Por otro lado, el exministro apunta a que "todos los días" recibían presiones de EE.UU para reconocer a Kosovo como país independiente. "Nos decían que nos íbamos a cargar la paz en los Balcanes", dice.
Acerca de los expresidentes que Margallo admira, tiene un nombre propio: Adolfo Suárez. También reconoce la labor de José María Aznar: "Cuando liberaliza la economía logra que en los peores momentos trabajen más personas". "Con Rajoy discrepé sobre Cataluña y en el tema de Gibraltar. Le dije que la única forma de que los ciudadanos de allí accedieran al régimen interior era la cosoberanía y que íbamos a tener unas Islas Caimán en el sur de Europa. Yo mis discrepancias las hacía públicas. Me imagino que Rajoy se hartó y me cortó la cabeza", explica Margallo.