"Explotados sí, pero con trabajo seguro": los futuros médicos se resignan a la precariedad

Madrid

"Nos espera un futuro de explotación y sobrecarga de trabajo, pero al menos sabemos que lo tenemos asegurado haciendo lo que nos gusta". Marta tiene 18 años, ha empezado el Grado de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. Ella y sus compañeros, ya amigos, con los que comparte proyectos de futuro y un pincho de tortilla en la cafetería de la facultad, dan por hecho que serán médicos, que serán precarios, que estarán mal pagados y que se irán a trabajar fuera de España en cuanto terminen la carrera.

Tienen la precariedad interiorizada de tal forma, que intentan buscar lo bueno dentro de lo malo: "Por lo menos nosotros tenemos el trabajo asegurado, otras carreras no lo tienen tan fácil". "Nos hemos metido en la carrera, sabiendo lo que se nos viene encima, no hemos llegado aquí con los ojos cerrados"

La conversación a la que se suman Javier, Paula y Sara va desde la "explotación segura" con guardias "interminables" y un sueldo "pésimo" a las ganas de formarse en lo que siempre han querido. Y es ahí, en la vocación, donde creen que está el problema.

La trampa de la vocación

"Las protestas de los médicos se olvidan al día siguiente, dices que vas a cambiarlo, pero luego no haces nada" porque tienen la seguridad de que la vocación siempre estará por encima. "Yo no podría trabajar en una empresa, prefiero estar metida en un hospital 12 horas con guardias mal pagadas, que trabajar en cualquier otra cosa que no me guste". "Los médicos van a seguir ahí, aunque las condiciones sean pésimas".

Pero el dónde, también es importante, porque se formarán en España, pero dan por hecho que ejercerán como médicos fuera porque "las condiciones son mejores". "Podremos ejercer la carrera para la que nos vamos a forzar, pero con mejores condiciones". "Es triste tener que irte fuera por eso, pero hay que sobrevivir". "No es que queramos irnos, es que nos vemos en la necesidad de tener que hacerlo", remarca Javier. "Puedes tener la vida de una persona en tus manos, pero no está pagado, ni por el sueldo, ni por condiciones laborales.