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Opinión

Habría que seguirles la pista

Hay gente para todo. Y si no escuchen: la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha puesto hoy una multa de 10,5 millones de euros a una empresa farmacéutica que se llama Leadiant por multiplicar por mil el precio de un medicamento del que antes había conseguido hacerse con el monopolio

Una farmacéutica entregando medicamentos a un paciente. / Getty Images

Madrid

Hay gente para todo. Y si no escuchen: la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha puesto hoy una multa de 10,5 millones de euros a una empresa farmacéutica que se llama Leadiant por multiplicar por mil el precio de un medicamento del que antes había conseguido hacerse con el monopolio y que sirve para tratar una enfermedad rara y mortal. Cómo no pagar lo que sea, hasta 14.000 euros por envase llegaron a pedir a la seguridad social si se trata de salvar una vida. Bien empleado esta. Lo que pasa es que la mencionada empresa no había inventado nada, sino que, en realidad, este medicamento llevaba más de 30 años en el mercado y su precio era muy económico (14 céntimos la pastilla antes de 2011). Pero Leadiant maniobró en toda Europa para acabar siendo el único fabricante.

Si buscan en la web, verán que Leadiant se presenta como una empresa dedicada a desarrollar terapias novedosas, dirigida por “un experimentado y apasionado equipo que comparte un propósito común: ayudar a las personas afectadas por enfermedades raras”. Vaya, qué cosas. Según lo investigado, se dedican a excluir a los competidores del mercado e imponer precios abusivos a quienes más vulnerables son. No es fácil que nos encontremos cara a cara con ese “apasionado equipo”, pero, por si acaso, bien está conocer sus nombres: estos benefactores de la humanidad se llaman Michael Minarich, director ejecutivo y Giuseppe Izzi, Giuseppe Testa y Joseph Wiley, vicepresidentes. Habría que seguirles la pista.

Habría que seguirles la pista

Soledad Gallego-Díaz

Es periodista, exdirectora del periódico 'EL...