Hora 25Las entrevistas de Aimar
Sociedad | Actualidad

Pepa Bueno, en 'Hora 25': "La suscripción es una confianza de los lectores. Confianza en el periodismo que hacemos"

La directora de 'El País' vuelve a los micrófonos de la Cadena SER, después de que el periódico haya superado los 250.000 suscriptores

Pepa Bueno, en 'Hora 25': "La suscripción es una confianza de los lectores. Confianza en el periodismo que hacemos"

CADENA SER

Madrid

El futuro de la prensa pasa por los suscriptores. Este fin de semana el diario 'El País', el periódico de habla hispana más influyente del mundo, ha superado los 250.000 suscriptores y, por tanto, consolida un modelo sostenible con el que hacer periodismo. La crisis de la prensa, que comenzó sobre todo a partir del año 2008; con la combinación del surgimiento de nuevas tecnologías y la implosión de la publicidad, tuvo su principal paliativo con los modelos mixtos de suscripción y anuncios (los conocidos como modelos 'freemium') Una parte importante de la sociedad está dispuesta a pagar por el periodismo de calidad, están dispuestos a pagar por el valor de la prensa; y desde que 'El País' lanzó su muro de pago en los primeros meses de 2020, la estrategia no ha hecho más que consolidarse. Nos lo explica la directora del periódico, Pepa Bueno, en una entrevista con Aimar Bretos en 'Hora 25'.

Así ha sido la entrevista con Pepa Bueno

Sobre lo qué significa alcanzar esta cifra, Bueno ha declarado: "Es una cifra sólida, potente y, sobre todo, esperanzadora. Llevábamos muchos años en los periódicos tratando de ver hacia donde iba la posibilidad de una financiación del trabajo de los periodistas, que es caro. No terminaba de cuajar la idea del modelo de suscripción. Pero The New York Times, The Guardian, Washington Post o Le Monde, encontraron en la suscripción un modelo. Estos 250.000 suscriptores significan que estamos en la vía y hemos encontrado el modelo".

Acerca de los detalles de este incremento de suscriptores. "Ha habido una aceleración en los últimos meses en las suscripciones. La suscripción la tomo como un ejercicio de confianza de los lectores, de confianza en el periodismo que hacemos. Durante mucho tiempo teníamos interiorizado que uno iba al kiosko, pagaba y se llevaba el periódico a casa. Cuando llegó internet hicimos algunas mal, como ofrecer nuestro trabajo gratis. Cambiar esa dinámica ha llevado mucho tiempo. El periodismo de calidad, con ambición, que trabaja sobre el terreno, que si hay una guerra de Ucrania despliega a cinco periodistas allí, que tiene corresponsales en todo el mundo, que emplea todo el tiempo del mundo para que sea información de calidad, cuesta dinero. A principio de siglo la prensa de papel era un negocio boyante, no se consideró necesario encontrar una vía de financiación. Cuando el papel demostró que era un negocio declinante llegaron varias crisis sobre el periodismo y ha costado años encontrar la alternativa".

Sobre si ha sido complicado enseñar al lector que hay que pagar sobre la información, ha señalado: "Todavía hay algunos lectores que me reprochan que cierto contenido esté cerrado. Pues porque es producto de un trabajo muy laborioso y costoso. La comparación con los hábitos previos, el hecho de ir al kiosko y comprar el periódico, a mi me parece perfecta. En los últimos meses hemos vivido una aceleración, gracias también a que hemos implementado nuevas cosas, como por ejemplo la apuesta por el audio, con el podcast 'Hoy en El País', que es un éxito absoluto con 13 millones de descargas. También apostamos más por el vídeo y que aporte algo diferente a los textos, una mirada diferente. Luego llegó la guerra de Ucrania y nos eligieron para informarse sobre una guerra en suelo europeo que nos sumía en la incertidumbre. Veníamos también de un momento histórico, con la pandemia, que justo coincidió con el lanzamiento del modelo de suscripción con Sol Gallego-Díaz. Pero pensando, como siempre en este periódico, en aquel momento se decidió no levantar el muro de pago en un momento en el que muchos buscan referentes informativo e información de calidad, dejar abierta toda la información. Por ello, retrasaron este modelo hasta finales de mayo, que ya había pasado un poco todo, aunque dejando las noticias relacionadas con la COVID siempre en abierto".

Acerca de cual es el objetivo, Pepa Bueno se muestra optimista: "Vamos a por los 500.000 suscriptores, el medio millón que es una cifra muy redonda. La fórmula es siempre el mejor periodismo, de calidad, independiente, en el que los lectores premian los valores que inspiran nuestro trabajo. Hay una comunidad de lectores de El País que comparte valores con nosotros y eso es muy importante. E innovar, no tenerle miedo a la innovación. Es una especie de cóctel que se compone de dos cosas que parecen muy distintas. Por un lado conservar esa cultura periodística de El País, que es una maravilla, una joya, muy potente, que es la misma de siempre: buscar la verdad, con un protocolo profesional, aspirar a la excelencia. Y no tenerle miedo a la innovación no me importa a través de qué canales voy a hacer llegar esas historias, esas noticias a los lectores, qué más nos da. Aprenderemos los canales nuevos que aparezcan en el futuro. Intentar adaptar el mejor periodismo a la maravilla de posibilidades que nos ofrece la tecnología y a cómo quieren los lectores recibir la información".

Sobre la financiación del periodismo: "El dinero de la suscripción va a financiar el periodismo. Igual que antes, pero ahora hacemos un periódico digital con 300 periodistas repartidos por todo el mundo y el proceso sigue siendo el mismo. El periodismo a doble velocidad, que a mi me encanta. La inmediata, la pulsión informativa de lo que está pasando al momento, contada con la misma exigencia que el periodismo lento del gran reportaje y del gran contexto. No solo contar lo que pasa al instante, sino hacerlo de la misma forma que cuando escribes con mucho tiempo para pensarlo. Para ello salimos al mercado a pedir que se suscriban los lectores".

El consejero delegado de Le Monde le decía ayer en El País a Borja Echeverría. "Estamos en un sector en el que habitualmente el ganador, o como mucho los dos primeros, se llevan la mayor parte del negocio. Le Monde se está quedando con el 70% de los nuevos abonados a medios de información". La visión de Pepa Bueno, sobre este asunto: "Esto que para los grandes es muy bueno, es tremendo, por ejemplo, para la prensa local o regional. Las experiencias de éxito que hay en el mundo apuntan a esa dirección. Yo tiendo a pesar que todos tenemos derecho a vivir bajo el Sol. Esta es una redacción de 400 periodistas es una redacción que tiene un periódico de una envergadura que no tiene que ver con otros más pequeñas, con otras expectativas y otros gastos. Pienso que hay sitio para todos, pero no desprecio eso de que "el ganador se lo lleva todo", como en la canción de Abba. El sector apunta en esa dirección. Pero me gustan los ecosistemas plurales de medios".

En relación al estado de los medios de comunicación en España: "El ecosistema actual de medios es plural y yo aspiro a algo que practicamos en El País con mucha fe, que es la pluralidad intramedia, dentro del propio medio. En España hay medios con distintas orientaciones, pero, a diferencia del mundo anglosajón, hay una especie de pudor a decir cual es tu mirada sobre el mundo. El País es un medio progresista y yo en el periódico daría un brazo porque se pueda publicar algo con lo que estoy radicalmente en desacuerdo. Siempre y cuando esté bien argumentado y defienda un planteamiento dentro de los valores compartidos de la democracia liberal y del respeto a las minorías. Especialmente en este momento tan polarizado donde se busca el enfrentamiento. Yo creo en un periódico en el que puedan compartir páginas personas que piensen de forma distinta".

Pepa Bueno tiene su particular visión de la independencia en el mundo del periodismo: "Llevamos toda la vida peleando con fiereza por nuestra independencia. Todos los periodistas. La tensión entre el periodismo y el poder, entendido el poder en un sentido amplio que no es solo la política, y los agentes sociales en general, que tienen una capacidad de presión en la sociedad. Forma parte de la naturaleza esa tensión. Porque ellos quieren salir con su mejor cara y nosotros queremos sacarle su cara, no la mejor ni la peor, sino su cara. Ese músculo lo tenemos muy entrenado. He hecho periodismo en la televisión pública, nada menos, y sí que lo sabemos manejar. Hemos tenido que manejar otro tipo de presión, la del aplauso fácil de las redes sociales, porque todos sabemos los atajos para que te aplaudan y también sabemos el precio que vamos a pagar cuando haces una información que va a ser mal acogida por los agentes de la vida pública. Aprender a manejar esa presión es mucho más reciente y el músculo lo tenemos más desentrenado".

También ha hablado sobre las críticas a la pluralidad y a cantidad de mensajes que recibe sobre por qué lleva a determinados tertulianos: "Los recibo ahora, por qué escribe fulanito, cómo se mantiene a... Porque el mundo es así. Pero ha habido a un cambio que habla de la polarización, de la crispación. A principios del 2.000, recuerdo esas cartas que mandaban los lectores u oyentes, saben que defendemos esa pluralidad. Pero los que llamaban para quejarse en la primera década del siglo era porque discrepaban por el opinador o tertualiano. El salto cuantitativo peligroso que se ha producido en esta segunda década del siglo es que se discute la presencia del que opina diferente. No es general, nos preocupa porque lo vemos, pero no es general. Sacar de su zona de confort a la gente con la que compartes tantas cosas, obligarnos a mirar otras opiniones".

Por otro lado, ha hablado también del interés informativo que ha generado la invasión rusa de Ucrania: "La guerra de Ucrania ha vivido distintos momentos. La invasión de Putin provocó una tensión informativa enorme y había una atención extraordinaria sobre la cobertura en el terreno, los análisis geopolíticos. Luego hubo un momento en el que bajó mucho la atención. De alguna manera se asumió, algo que nos sorprendió a todos, parecía que iba a ser un paseo militar de Putin, pero los fracasos de Putin, la resistencia de los ucranianos, evidenció que estábamos en una guerra de bastante recorrido. Pero a partir de ese momento de bajada de la tensión es cuando se producen saltos cuantitativos cuando hay novedades importantes. La guerra sigue teniendo mucha atención de nuestros lectores".

Sobre el proceso de transformación y la extinción del papel: "Hay tanta gente que ha enterrado el papel... ¿Cuántos enterraron la radio cuando apareció la tele? ¿Cuántos enterraron la tele cuando apareció el vídeo? ¿Cuántos enterraron a todos cuando apareció internet? Nos pasamos la vida enterrando medios y formatos y en realidad convivimos todos. Es una realidad que el papel tiene una venta y una difusión declinante. Pero nosotros el domingo tenemos una venta muy importante de El País y con una cuota de mercado muy significativa. Yo lo llamo los 'domingazos'. Yo no voy a enterrar el papel. Si en algún momento ocurre, pues viviremos ese momento, pero de antemano no. Sobre la transformación digital, es un tema que me cansa, porque llevamos escuchando oír hablar de ello desde hace 20 años. La transformación no tiene fecha de caducidad, no puedo aventurar a través de canales o formatos vamos a utilizar en el futuro inmediato".

Sobre las reuniones con grupos de lectores: "Viniendo hacia aquí pensaba en que, cuando me fui de la SER para venir a El País, me preguntaron qué me llevaba y yo dije los oyentes. Estos que nos conocen tan bien y nos corrigen los errores. Ahora, la mayor alegría que me llevo son los lectores. Son una comunidad que comparte el pálpito del periódico. Son reuniones pequeñas, para tener tiempo para hablar. Me plantean preocupaciones y aquello en lo que nosotros estamos trabajando o tenemos en la agenda para trabajar. El último ejemplo fue un grupo que nos decían que los jóvenes tienen que suscribirse al periódico. Compartimos preocupaciones y son exigentes. Hay una comunidad que mira al mundo y comparte nuestros valores, y son los que inspiran nuestro trabajo. Tenemos que dejar atrás la relación vertical para tener una relación horizontal".

Acerca del Ágora: "Me encanta el ágora de 'Hora 25' porque me parece muy interesante que 3 políticos que han estado en primerísima fila de la política se sienten en esta mesa para aquello que tanto defendemos en esta entrevista, intercambiar puntos de vista y manera de intervenir en la realidad. Lo más peligroso que nos ha pasado es la ruptura del consenso sobre la realidad. Sabíamos que había maneras de intervenir en la realidad y ahora se ha roto. Y en este programa consigues coserlo".

Por último, no oculta sus sentimientos al ponerse en frente de un micrófono: "Siento mucha naturalidad. Además, como os grabo ahora una columna semanal he vuelto a sentarme en el estudio que tenemos en el periódico. Siento mucha naturalidad, que estoy en casa, sin perder ese puntito que el día que se pierde estás perdido que es el respeto a toda la gente que nos escucha al otro lado del micrófono".