Impuesto descafeinado
El impuesto a las compañías energéticas pierde fuelle después de superar el trámite parlamentario. Dos iniciativas del PNV y del PDeCAT han terminado excluyendo de la tributación al 20% del negocio del gas y al 40% del de electricidad. El potencial recaudatorio del gravámen podría quedar reducido a la mitad. ¿Quién gana y por qué tras los últimos cambios? Lo analizamos con José Moisés Martín, de Economistas Frente a la Crisis
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Impuesto descafeinado
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Madrid
El Congreso de los Diputados ha dado luz verde este jueves a la proposición de ley para introducir nuevos impuestos a las empresas energéticas y a la banca. En las últimas semanas, en cambio, la carga que soportarán las compañías energéticas ha sufrido algunos cambios respecto a su redacción original. El tributo se sueviza hasta el punto de menguar casi la mitad su potencial recaudatorio: si la intención del ejecutivo era recaudar 2.000 millones al año en los ejercicios 2023 y 2024, ahora esa cifra podría rebajarse hasta poco más de los 1.000.
"Tiene dos impactos. Primero, en lo que contribuye a sanear las cuentas fiscales de los próximos ejercicios. Esos mil millones tenían un destino en alguna política pública. Y segundo, en términos de sus beneficios y su rentabilidad, el impacto no es tan grande como inicialmente se hubiera previsto", explica en Hora 25 de los negocios José Moisés Martín de Economistas Frente a la Crisis, que señala que tras los últimos cambios el impuesto "no es exactamente el que hubieramos deseado".
Los cambios del impuesto
Uno de los principales cambios se ha producido sobre el gravámen energético es que deja fuera a aquellos ingresos donde el suministro sea a precio regulado. Es decir, el 20% del mercado del gas y un 40% del mercado de electricidad quedan excluidos de la base de tributación. Además, finalmente solo afectará a la actividad que desarrollen en España.
Con estas enmiendas, propuestas por el PNV y PDeCAT, el impuesto queda suavizado y beneficia especialmente a tres compañías: Iberdrola, Endesa y Naturgy, quienes por cierto han visto aumentadas sus ganancias en bolsa al tiempo que se conocían los detalles de los cambios. Mientras tanto, queda en el aire que cuando finalice la vigencia de los nuevos impuestos se haga una evaluación de su aplicación y se estudie la posibilidad de convertirlos en permanentes.
"Las eléctricas no querían pagar el impuesto, pero las enmiendas del último momento solo permiten rebajar su factura", señala Moisés Martín que aclara que nadie está totalmente contento los resultados: "En politica económica muchas veces pasa esto: ninguna de las dos partes queda plenamente satisfecha".
