La Fiscalía pide más información sobre el salto a la valla de Melilla
Reclama a Interior tomar declaración por sí misma a los guardias que intervinieron en el operativo. La SER accede al interrogatorio a uno de los agentes que resultaron heridos. Afirma que el del 24 de junio fue el salto “más violento” en sus 22 años de experiencia en Melilla y que de no retirarse “habría perecido a manos” de los migrantes
Madrid
La fiscal de sala de Extranjería, Beatriz Sánchez, encargada de investigar el salto a la valla de Melilla del pasado 24 de junio en el que fallecieron al menos 23 migrantes sudaneses, ha reclamado nuevas ampliaciones de información al Ministerio del Interior para esclarecer el asunto.
Ha pedido tomar declaración a los agentes de la Guardia Civil que intervinieron en el operativo de contención de los migrantes, así como al operador del dron que grabó parte de las imágenes del salto a la valla y al piloto y copiloto del helicóptero que participaron en la actuación. La fiscal ha recibido esas declaraciones tomadas de la propia Guardia Civil, pero quiere ser ella quien interrogue a los protagonistas, sin intermediarios.
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La declaración inédita del guardia civil herido
En aquella actuación resultaron heridos de diversa consideración 50 agentes de la Guardia Civil. La Cadena SER ha accedido a la declaración inédita a la Fiscalía del guardia que resultó herido más grave el 24 de junio pasado, con fractura del pómulo izquierdo de la que tuvo que ser operado en el hospital de Málaga y por la que permaneció de baja hasta el 12 de agosto.
Afirma en su relato que fue el salto “más violento” en sus 22 años de experiencia como agente en Melilla y que llegó a “temer” por su vida.
“Perfectamente organizados en tres grupos”
Sostiene que los migrantes estaban “perfectamente organizados en tres grupos” para repeler a los agentes. Unos con “maza, hacha y sierra de corte” para abrir las puertas, otros con “palos de metro y medio a cuyo extremo se insertaban elementos cortantes o punzantes” para “alejar” a los guardias de las inmediaciones y un tercer grupo que había ganado altura y “apedreaba sistemáticamente” a las fuerzas de seguridad, “impidiendo que se acercaran a las puertas”.
El agente relata que su pelotón recibió orden de tomar posiciones en la salida fronteriza de Barrio Chino, sin acceder al interior del recinto.
Cuenta que finalmente los agentes penetraron unos 50 metros hasta la “zona de control de documental y fiscal” al ser advertidos de que los migrantes intentan “violentar las puertas de acceso” con la maza y la sierra radial de corte, y pudieron observar, al desbloquear una de las puertas de tornos giratorios, que “en la zona marroquí había al menos un millar de personas” de origen subsahariano.
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Uso de gas lacrimógeno
El agente informa de que a continuación, junto al resto de sus compañeros, comenzaron a utilizar “los medios previstos para estas ocasiones”. En “primer lugar”, dice que abrió una “botella de gas lacrimógeno” y la lanzó “empleándola de forma espaciada” en la “zona que comprendía la puerta izquierda y centro”. Dice que esa actuación hacía retroceder a los migrantes pero “a los pocos segundos” volvían a reanudar “la acción violenta” sobre las puertas. El agente reconoce que empleó “seis o siete” botellas más, así como sus compañeros, pero “no lograron su objetivo”.
El agente herido dice que recibió varias pedradas en las piernas, pecho, brazo y cara, que a pesar del casco, le provocaron una fractura “multifragmentaria con hundimiento del arco cigomático izquierdo”, pero se mantuvo “en línea de servicio sufriendo un intenso dolor y mareos”.
Añade que “debido a las bajas” del pelotón y a la “inminente rotura” de las puertas, el responsable del equipo ordenó la retirada, posicionándose en el exterior del paso fronterizo.
Minutos después asevera que pudo comprobar cómo los subsaharianos sorteaban el vallado, “accediendo un número indeterminado a territorio nacional, momento en el que recibió la orden de formar parte del cordón de contención, donde se controló en torno a medio millar” de migrantes.
De no retirarse "habría perecido"
En su declaración, el agente dice que lleva “destinado en Melilla desde el año 2000” y que ha participado “en numerosas actuaciones de contención” de migrantes que pretendían saltar la valla, pero que “ninguna se puede comparar con la del 24 de junio”. Afirma que advirtió una “beligerancia, hostilidad y violencia inusitada por parte de la masa de subsaharianos”, que estaban “dispuestos a pasar por encima de los guardias civiles a costa del las vidas de los agentes, con tal de poder acceder a territorio nacional”.
Dice por último que “afortunadamente” se retiraron de la zona antes de que los migrantes lograran abrir las puertas, puesto que “de haber permanecido en el lugar habría perecido a manos de los subsaharianos”.
El agente, no ofrece explicaciones durante su declaración sobre los migrantes que resultaron aplastados durante el salto a la valla o por qué no recibieron atención médica.
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