"El mundo camorrista la censuraba, incluso, con la mirada": De heredero de la mafia italiana a activista trans, así es Daniela Lourdes Falange
Marina García relata, para NIUS, su encuentro con quien debía ser sucesor de un poderoso mafioso napolitano, pero que decidió vivir como realmente se sentía, una mujer
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Madrid
Daniela Lourdes Falanga es una mujer que nació como Raffaele en una familia muy particular, su padre era capo de la Camorra. Así comienza la historia que ha sacado a la luz nuestra compañera Marina García para NIUS. Daniela rompió todos los esquemas y ahora es activista por los derechos LGTBI. Una transición que, como declara en la entrevista, no fue fácil.
“Daniela ha salvado a Raffaele", declara la mujer para el diario. Su vida ha transcurrido en Nápoles en el seno de una familia integrada en la mafia. Lo que significaba que debía heredar los negocios de un clan estrictamente paternal. Era el sucesor. Ahora es la nueva responsable de legalidad, lucha contra la mafia y cárceles de Arcigay, la principal asociación LGTBI de Italia.
Daniel Lourdes ya había percibido a edad temprana que su cuerpo no le pertenecía. Aunque sus padres estaban divorciados, su madre le exigía que visitara a su padre, aunque el ambiente familiar fuera de violencia. "Me exigió que heredase la propiedad de mi padre, su legado como camorrista", le cuenta a la periodista Marina García. Aquella "condena", como la define, complicaba aún más las cosas.
Aunque tanto ella como sus cercanos trataran de ocultar su feminidad, era inevitable escapar de aquel futuro: ser el boss de la familia. Si en la Camorra prima el patriarcado, Italia, en sus propias palabras, es una "sociedad machista". "Fue duro, yo era un niño y todo lo que quería era cruzar mi fantasía, ser lo que hoy soy. Sobre todo, estaba luchando por mi libertad, la libertad de ser mujer", explica cuestionada sobre cómo huyo de ambas realidades.
Reencuentro con el padre
Actualmente, define como "sana" la relación con su padre, al que se encontró en la cárcel, por casualidad, hace 5 años. Ella había acudido para dar una charla sobre violencia de género, mientras, él participaba en un grupo de teatro conformado por presos. Si bien aquel momento se tradujo en un mar de lagrimas "dio sentido" a lo que ha hecho en la vida.
Por su parte, el padre le dijo "la sangre es la sangre", por lo que le hizo ver que la había reconocido pese al brutal cambio físico. Pues, con aquel gesto, consiguió "humanizarlo" más allá de la imagen de todo un Dios que había dibujado los mafiosos. "Quitando la culpa" consiguió "pasar página", detalla para Marina García.
"Lo tuvo claro"
"Siempre tuvo claro que era una niña, pero el mundo camorrista la censuraba, incluso, con una mirada", explica en 'La Ventana' la periodista Marina García. "Era el hijo mayor, así que el heredero", remarca. "Me dijo que lloró mucho, fue duro porque le puso a ese hombre en el camino, pero se dio cuenta de que era una víctima más de su pasado patriarca, pudo cerrar su pasado de niño infeliz", culmina.