"Lo estaba pidiendo": qué es la cultura de la violación y cómo detectarla en una conversación
La última campaña de la Xunta responsabiliza a la mujer por cómo va vestida, pero el PP se ha mostrado profundamente indignado
"Lo estaba pidiendo": qué es la cultura de la violación y cómo detectarla en una conversación
02:32
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1669837433749/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
El PP ha reaccionado con indignación a las palabras de la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha hecho que mucha gente se fije en ello, pero la "cultura de la violación" es un concepto feminista acuñado en los años 70 y validado por organizaciones internacionales como ONU-Mujeres.
Este término se refiere a todo nuestro entorno social que permite normalizar la violencia sexual, y hay comportamientos y comentarios machistas cotidianos que forman parte de esa cultura de la violación. En la web oficial de ONU-Mujeres, de hecho, señalan que la cultura de la violación "está grabada en nuestra forma de pensar, de hablar y de movernos por el mundo", y aunque los contextos pueden diferir, "siempre está arraigada en un conjunto de creencias, poder y control patriarcales".
Un ejemplo sería culpar a la víctima del delito cuando se duda de su testimonio y se la cuestiona. Hemos visto casos en la Policía, en los juicios o en los hospitales, y también comentarios como "estaba borracha", "iba vestida como una puta" o "lo estaba pidiendo". La llamada Ley del Solo Sí Es Sí, de hecho, apela desde su propio título a la extendida creencia de que "las mujeres dicen no cuando quieren decir sí".
La cultura de la violación también es cosificar a las mujeres y verlas solo como objetos sexuales, algo que encontramos a menudo en la publicidad o al escuchar canciones con letras del tipo “te voy a dar lo que quieres”.
También lo es excusar el acoso sexual y en ese concepto puede entrar la última campaña de la Xunta, en la que se responsabiliza a la mujer por cómo va vestida, o una de la Comunidad de Madrid en la que se les pedía vigilar la copa contra la sumisión química.
ONU-Mujeres, de hecho, propone poner en marcha 16 medidas para desactivar la cultura de la violación:
- Crear una cultura del consentimiento convencido. Asegúrate de oír un “sí” activo.
- Denunciar las causas profundas. La violencia y la dominación no deben asociarse a conceptos como “fuerte” y “masculino”.
- Redefinir la masculinidad. Se puede redefinir la masculinidad según principios feministas.
- Dejar de culpar a las víctimas. Cómo viste una mujer o cuánto ha bebido no son invitaciones para violarla.
- Mostrar tolerancia cero. Como punto de partida, echa un vistazo a lo que puedes hacer para erradicar el acoso en el lugar de trabajo.
- Profundizar en lo que significa la cultura de la violación. Va más allá de la agresión a una mujer mientras esta camina sola por la noche.
- Adoptar un enfoque interseccional. La orientación sexual, la discapacidad o la etnia aumentan la vulnerabilidad de la mujer.
- Conocer la historia de la cultura de la violación. A lo largo de la historia, la violación ha sido utilizada como arma de guerra y opresión.
- Invertir en las mujeres. Haz donaciones a organizaciones que ayudan a las mujeres.
- Escuchar a las supervivientes. En la época de #MeToo, no digas “¿por qué no se fue de allí?”. Di: “Te escuchamos. Te vemos. Te creemos”.
- No reírse de la violación. El humor que normaliza y justifica la violencia sexual no es aceptable. Recházalo.
- Implicarse. La cultura de la violación se sostiene en la ausencia o la falta de aplicación de leyes sobre violencia contra las mujeres.
- Poner fin a la impunidad. Los agresores deben rendir cuentas. Lucha por la justicia y la rendición de cuentas.
- Ser un testigo activo. La violencia contra las mujeres es sorprendentemente habitual.
- Educar a la próxima generación. Desafía los estereotipos de género e ideales violentos a los que se enfrentan niñas y niños.
- Iniciar la conversación, o unirse a ella.