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¿Cómo trabajan los policías de homicidios? "Una vez suena el teléfono tu entorno desaparece"

Marco Antonio y Paco son inspectores jefe de la Jefatura Superior de Policía de Aragón y han desarrollado su labor en la investigación de homicidios durante más de una década

Policía de homicidios

Madrid

Su labor comienza en la escena de un crimen. Tienen que encontrar las respuestas mediante un trabajo meticuloso, discreto y, a menudo, bajo presión. Deben reconstruir un puzle de un millón de piezas. Esa es la labor de los policías de homicidios. No les gusta trabajar bajo el foco mediático. Prefieren, como hormiguitas, solucionar todos esos interrogantes que comienzan con un asesinato.

Marco Antonio y Paco, dos inspectores jefe de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, han desarrollado su labor desde hace dos décadas en diferentes grupos, pero ambos comparten haber vivido la investigación de homicidios. Su currículum se compone de crímenes mediáticos y también de esos que parece que no importan a nadie, pero que en su mesa de trabajo tienen la misma relevancia. Este jueves Marco Antonio y Paco se han pasado por La Ventana para contar cómo lo hacen.

"Una vez suena el teléfono tu entorno desaparece"

Los inspectores cuentan que lo más importante a la hora de afrontar la escena de un crimen es buscar pistas en el entorno, todo aquello que parezca que esté fuera de lugar. "El cadáver les dice más cosas a los forenses que a nosotros", aseguran. Aún así admiten que parte de su trabajo se basa en saber leer las líneas de investigación que deja el cuerpo sin vida. Marco Antonio y Paco explican que es vital no perder las evidencias que se encuentran y evitar que se vean afectadas por fenómenos meteorológicos o el paso de vehículos.

El teléfono de un investigador no descansa en ninguna época del año. Ambos recuerdan un caso que sucedió 48 horas antes de Nochebuena. En esas navidades, alguien abrió una maleta en un piso y se encontró dentro un hombre asesinado a martillazos. "Una vez suena el teléfono tu entorno desaparece y te centras en la investigación, las primeras horas son cruciales", comentan. Explican que los policías de homicidios acaban teniendo dos familias: la de sangre y la laboral.

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Con este trabajo, es muy difícil no llevarse el trabajo a casa y no pensar en otra cosa durante las semanas que dure la investigación. "Todas las muertes pesan igual porque no dejan de ser seres humanos y hay familias detrás", aseguran. Cuentan que muchas veces se sorprenden por la reacción de las personas: "de lo peor sale a veces algo bueno que no te esperas".

Los casos fríos

¿Qué sucede con los casos sin resolver? Nunca acaban de cerrarse, a no ser que prescriban. Se conocen como casos fríos, que se guardan y se van recuperando cada cierto tiempo, aunque hayan pasado casi 20 años. Este es el caso de Malcolm Abdul Harvey, el asesino de Mercedes Lázaro y de Eva María Aznárez, dos chicas asesinadas en Zaragoza en 1992.

El crimen se resolvió en 2016 cuando el equipo de Marco lo retomó de cero y descubrieron que la técnica de ahogamiento tenía que haberla efectuado un militar. Investigaron un curioso colgante que el autor de los hechos perdió en una de las escenas y volvieron a interrogar a testigos de la época. Así llegaron a Malcolm Abdul Harvey, que era hijo de un alto mando de la base militar americana en Zaragoza. Sin embargo, nunca pudo pagar por los crímenes porque había muerto de cáncer a los 44 años en Estados Unidos.

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David Laso

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