Carlos Cuevas y Miki Esparbé, amigos, 'amantes' y actores comprometidos
Los intérpretes protagonizan 'Smiley', nueva comedia romántica de Netflix creada por Guillem Clua. Con ellos charlamos del oficio, de referentes y representación LGTBIQ+, de exposición y salud mental
Carlos Cuevas y Miki Esparbé, amigos, 'amantes' y actores politizados
Cadena SER
Madrid
En la ficción no se ponen de acuerdo entre 'La fiera de mi niña' y 'Frozen' ni son capaces de verbalizar sus sentimientos, pero en la vida real Carlos Cuevas y Miki Esparbé son amigos. Amigos que pasan vacaciones juntos, se admiran y se llevan los ensayos a casa. Ambos protagonizan 'Smiley', la nueva comedia romántica navideña de Netflix creada por Guillem Clua. El dramaturgo adapta su propia obra, una historia que juega con los clichés del género colocando en el centro a dos protagonistas homosexuales. Uno es un arquitecto intelectual y el otro un camarero 'mazao'. Los dos buscan lo mismo, el amor, pero no encuentran el camino en común. Se atraen, se detestan, se desean, se distancian, se pelean, se reconcilian... Un baile romántico, emoticonos mediante, que celebra la diversidad queer con una mirada luminosa. Con los intérpretes charlamos del oficio, de referentes y representación LGTBIQ+, de exposición y salud mental, del compromiso de su generación y privilegios
Referentes y representación
Miki Esparbé: Guillem Clua siempre dice que que todos los referentes que él tenía en la cabeza, y hay muchos guiños en torno a los clichés de la comedia romántica en la serie, eran personajes heterosexuales. Él decía que quería hacer la comedia romántica que a él le habría gustado ver en su día. Ahí nace un poco 'Smiley' Está claro que, por un lado, la falta de referentes es obvia. En el 90% de las entrevistas que hemos hecho estos días todo el mundo destaca eso, nos ponen ejemplos muy concretos, como 'Heartstopper', estamos hablando solo de tres referentes todo el rato y además todos muy recientes. Y por otro lado, es muy importante lo que decías, normalmente los personajes homosexuales, dentro de las ficciones en los últimos años o en las últimas décadas, eran mostrados para hablar en muchos casos del VIH o eran el personaje de refuerzo del amigo del protagonista, el gracioso, el bufón. Todo tenía una carga muy dramática, en general salir del armario, todo tenía relación con eso, siempre estaba atrapado en la ficción. Desde ese lugar, tener la oportunidad de hacer un contenido que es una comedia romántica como las que hemos visto hasta la fecha, pero con el hecho diferencial de que los protagonistas son dos hombres y además que sea de buen rollo y que sea cercana, nos parecía también algo que queríamos hacer. Participar de este proyecto es un regalo, sobre todo por eso, por generar referentes.
¿Quién puede interpretar a dos protagonistas homosexuales?
Carlos Cuevas: El debate es profundamente lícito. Lo escuchamos, lo entendemos y solo podemos hacer más que escucharlo y empatizar. Y también sabemos que no es un debate que se deba tener en redes sociales, porque hay unos caldos de cultivo muy incendiarios. Pero la naturaleza de nuestro trabajo tiene que ver con el pacto ficcional. Ese es el origen. Y que la comunidad LGTBI o las personas trans o personas racializadas deban formar parte y estar visibilizadas dentro de esta industria no tiene por qué necesariamente ser para hacer de ellas mismas. Es algo que hemos hablado mucho también estos días, sobre todo la necesidad de identificación de una parte. No puede pasar tampoco por encima de la vida privada y del respeto a la intimidad de muchos actores. Mirad lo que pasó con el chaval de Heartstopper. Todos tenemos que aprender muchísimo de esto y ser súper cariñosos, porque igual por querer hacer una buena causa a veces podemos patinar.
Miki Esparbé: Durante las entrevistas, por ejemplo, hemos hemos recibido mucho esa presunción de heterosexualidad permanentemente. No queremos jugar a ningún tipo de ambigüedad, pero ante todo lo que queremos que quede muy claro es lo que decíamos. Creo que la orientación sexual de un actor, de una actriz, no tiene que ser un hecho condicionante para la calidad de su trabajo. Quiero decir, da igual la orientación sexual que tengas, siempre y cuando lo que hagas me lo crea o empatice o conecte. Creo que todo tiene que pasar por ahí.
Carlos Cuevas: Hay una deuda con el colectivo LGTBI, como la hay con las personas racializadas o con las mujeres. Claro que sí. Y todas esas personas que han sido discriminadas históricamente a lo largo de la historia en este sector deben ocupar posiciones de mucho poder. Pero la diferencia entre nuestro oficio y cualquier otro es que el mío va de ficción. O sea, mi herramienta es el pacto ficcional. Un literato no es lo mismo que un periodista y un actor no es lo mismo que un activista político. O sea, la diferencia entre alguien que escribe literatura y alguien que escribe una crónica periodística es que nuestra pulsión o nuestra herramienta es la ficción y desde ahí, no por ser ficción, deja de ser político. Pero nuestra herramienta es el pacto ficcional y creo que eso es muy importante preservarlo. El arte es romper significante y significado, es jugar con la metáfora, con la poesía.
Carlos Cuevas y Miki Esparbé, amigos, 'amantes' y actores politizados
Actores comprometidos y currantes
Carlos Cuevas: Yo creo que somos una generación cada vez más politizada y eso es innegable en muchísimos aspectos de nuestra sociedad. Si tienes la voluntad de hacerlo, es más fácil ahora politizarse igual que en otras épocas donde no tenías tantas herramientas. Yo tengo la voluntad de hacerlo. Y de autorepresentarme con todo lo que hago y de ser consecuente y coherente. Pero también yo he aprendido mucho de otras generaciones. Hay algo del oficio del actor que también ahora está muy diluido con otras cosas como las redes sociales, esta cosa de la exposición. Yo hora vengo de rodar una película con Gonzalo de Castro. Gonzalo es un tipo que se ha pateado toda España haciendo bolos, que tiene un callo de teatro brutal. Este tiene más callo que cualquier tío de mi generación, que a lo mejor se ha hecho dos series. Es como que antes la peña también cargaba furgonetas después del teatro, cosa que mi generación no se ha manchado las manos. Hemos tenido que manejar las armas de otra manera o hemos tenido que hacer otro tipo de aprendizaje.
Miki Esparbé: Yo empecé a trabajar con la crisis de 2008. Ahí es cuando yo empecé a estudiar interpretación de forma profesional y empecé a trabajar, y es verdad que ahí sí se notaba un poco de cambio, porque había mucha gente en el sector que venía de trabajar en unas condiciones como muy saludables. Y de pronto llegamos nosotros. Pero sí es verdad que de esa generación para adelante, digamos que notas como una cierta inquietud, también inquietud en generar cosas. Hablamos mucho de que hay una cierta necesidad de generar contenido que tú consumirías como espectador, hay un cierto compromiso en ese sentido y ahí está quien tenga la inquietud o no, pero a mí, por ejemplo, me interesa mucho el mundo de la producción, de poder levantar proyectos. Nosotros somos un reducto del oficio que, afortunadamente desde el privilegio, tiene trabajo. Desde ese lugar hay una responsabilidad también, claro.
Carlos Cuevas: Hay mucha peña queriendo ser actor o actriz. Muchísima pena, muchísima peña que se viene a Madrid, que se viene a Barcelona, que estudia, que pasa por aquí. Somos muy poquitos los que llegamos como para no estar politizados e intentar hacer las cosas bien. Hay mucha peña que no puede pagar alquiler, que le cuesta un riñón venir a hacer un casting a Madrid como para llegar aquí a hacer el papanatas. Perdón, pero es que, qué menos que intentar ser responsables de nuestro privilegio, intentar lidiar con todo lo que nos sucede
Salud mental
Carlos Cuevas: Los dos hacemos terapia desde hace mucho tiempo. No es fácil cargar con muchas cosas. Como muchas otras personas, mi madre trabaja en una panadería, se levanta a las 05:00h, se pega unas palizas que flipas y luego no tiene el reconocimiento que tenemos nosotros. Pero sí hay que hacerse cargo porque estamos bajo mucha presión. Cuando lideras proyectos como es el caso de Miki y yo, en este caso en 'Smiley', estás bajo la mirada de mucha gente, de muchos ejecutivos, de mucho equipo de rodaje, de muchos figurantes, de mucha prensa. Y luego la gente lo resume todo en un tuit, se resume en eso todo el curro que llevamos a las espaldas. Entonces sí, yo he perdido el sueño muchas veces. He tenido problemas de insomnio en mi vida y me he medicado en épocas en que me ha afectado el estrés del curro. Estamos en un proceso de de que nuestro trabajo sea algo súper sano y de hacernos responsables de nosotros. Intentamos tomarnos en serio nuestra salud mental.
Miki Esparbé: Formamos parte de la generación de la normalización de la salud mental. Y este señor y yo nos podemos pagar una terapia, pero hay gente que no se la puede pagar de forma privada. Por eso es tan necesario lo que decíamos y en nuestro oficio creo que es algo muy importante. Nosotros contamos historias, interpretamos historias para que la gente empatice mínimamente. Si no, el camino no funciona. O sea, nuestro trabajo no tiene sentido si alguien no está viéndolo. Y por otro lado, la retribución puede llegar en cuanto a algo que tenga mucho éxito como que no, y tu ego está muy expuesto a eso. A veces la gestión del ego en nuestro oficio es algo que si tienes un terapeuta al lado es muy interesante, es súper cruel de gestionar. Pero por otro lado es muy importante siempre tener un punto más de humildad. Creo que ahí está un poco el equilibrio y si te manejas ahí, si tienes la suerte de tener a alguien con una batuta que vaya diciendo cuidado, cuidado con esto o lo otro. Y ya no solo hablo de terapeuta, hablo de un círculo reducido, sano, de amistades, de familia que pueda estar ahí. Creo que esto es muy bueno para todo el mundo te dediques a lo que te dediques.