Brasil es, por derecho propio, una de las favoritas para ganar el Mundial. Ya lo era antes del torneo, pero la realidad futbolística afianzó esa opinión tan extendida entre el aficionado medio. Tras una fase de grupos en la que mostraron músculo y descansaron en el último partido, los octavos de final fueron una nueva muestra de poderío. Aunque sea uno de los mundiales más igualados que se recuerdan, Brasil goleó a Corea del Sur en la primera mitad, anotando la friolera de cuatro goles. Como no podía ser de otra manera, cada tanto vino acompañado de un baile. Pese a ello, nadie contaba con el protagonista inesperado de la tercera celebración del partido. Tite, el seleccionador, se unió a Richarlison en su Dança do Pombo, el festejo que repitieron los brasileños en cada tanto. El entrenador, famoso por su semblante serio y su fama de conservador, se arrancó a bailar en la zona técnica junto al delantero, dejando una imagen muy curiosa (y criticada) para las redes sociales. En cada gol que anotaban los brasileños, hacían un corro en el córner. Durante la piña, saltaban todos juntos. Este es uno de los tantos bailes que tienen preparados tras cada gol, llamándose esta Dança do Pombo. Este festejo lo popularizó Richarlison, y ahora lo han adoptado todos los integrantes de la selección de Brasil como un gesto de unión y hermandad en el vestuario. No es para menos, ya que los de Tite recibieron numerosas críticas después de su derrota ante Camerún en el último partido de la fase de grupos, aumentando la presión que hay en el país sudamericano en torno a su combinado.